Dicen que desde el primer día de campaña, la candidata de la coalición “Va x Baja California”, Guadalupe Jones Garay, pidió al dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, remover a Carlos Jiménez como presidente del Comité Directivo Estatal del partido tricolor, pues era evidente que todo su trabajo ha sido para favorecer al empresario casinero y ex reo de El Hongo, Jorge Hank Rhon. Conforme pasaron los días, fue más que notorio que el todavía dirigente priista en BC no formaba parte del equipo ni del búnker de la campaña, pues por su afinidad y compromisos con el ex presidiario, es claro que sus lealtades no eran ideológicas, sino a su padrino político. Durante las primeras semanas, Jiménez fue relegado, pero poco a poco, la sospechosa presión del PRI Nacional fue perfilando un desinterés por lo que ocurría en Baja California. Pues resulta que esta rencilla entre Hank Rhon y “Alito” Moreno llegó a su fin, y todo parece indicar que ambos pudieron reunirse para platicar y acordar que los remanentes del PRI en Baja California, van a operar para el propietario de Grupo Caliente, a cambio de que este apoye al dirigente nacional en su desesperada campaña hacia 2024, donde pretende colocarse como presidenciable, dentro de la lista de aspirantes por la coalición conformada por PRI, PAN y PRD. Es por ello que la posición de Jiménez permanece y la instrucción nacional es que todos los priistas que participaron en el éxodo hacia el Partido Encuentro Solidario, puedan regresar al PRI en cuanto termine la elección, pese a que participaron directamente en beneficio de otro organismo político, y existen ya procedimientos sancionadores contra algunos de ellos. Uno de los primeros movimientos exigidos por la dirigencia de Carlos Jiménez se concretó hace unos días, cuando removieron al representante del PRI ante el Instituto Estatal Electoral, Joel Blas Ramos, uno de los pocos críticos de Hank Rhon ante la traición, siendo el único que pidió tanto su expulsión como de todo su equipo, del partido. Queda claro que, con tal de llegar al Gobierno del Estado, ese “soldado del PRI” no entiende de lealtades ni de congruencia ideológica.