Este filme de Lee Daniels procura hurgar en cada nota dolida que emitió la extraordinaria cantante y explorar el origen de esa melodiosa voz. Y lo logra gracias a Andra Day, quien se estrena en la gran pantalla con el pie derecho.
Day lleva la película de principio a fin, con un poder que no solo se refleja cuando toma el micrófono, sino en cada mirada combativa que mezcla la tristeza de su origen con la ira, ante el racismo sistemático que la cantante enfrentó y sufrió, desde luego.
Quizás estorba un tanto la recreación de los hechos a partir de una entrevista ficticia, pero ese punto débil no basta para hundir un filme inteligente, intenso, que expone la turbulenta vida de Holiday, con su terrible matrimonio, un representante abusivo y una infancia marcada con la transgresión y la violencia. Vivencias que se resumieron en la canción “Strange Fruit” o “Fruto extraño”, que tanto enervó a J. Edgar Hoover precisamente por ser una denuncia de los crímenes contra los afroamericanos que los blancos solían colgar de los árboles.
En respuesta, Harry J. Anslinger (Garrett Hedlund) fue otra figura que tanto persiguió a la intérprete, motivado, según Daniels, por su desacuerdo con la lucha por los derechos civiles, su rechazo al jazz y su xenofobia.
Claramente la cinta tiene como propósito exponer la manera en que el gobierno y el sistema norteamericano en general contribuyeron a la conducta autodestructiva de Holiday, adicta a la heroína.
Day es, por supuesto, una extraordinaria cantante, pero la manera en que se convierte en el eco de Billie Holiday es en verdad admirable, y disfrutar mientras revive temas como “God Bless this Child” y “All of Me”, es otra razón enorme para ver este largometraje que anda por ahí en Hulu. Con razón el Globo de Oro fue para Day y su nominación al Oscar es más que merecida. *** y media
Punto final. – “Nomadland” parece ir directo al máximo honor.