Plazas, parques y restaurantes lucieron abarrotados durante este primer fin de semana de semáforo Anaranjado en la entidad, a pesar de las restricciones impuestas por la Secretaría de Salud.
En recorrido realizado por ZETA, se pudo constatar que desde el viernes en la tarde el tráfico en las principales vialidades de Tijuana fue lento, lo que hacía difícil el acceso a Zona Río o colonias cercanas al bulevar Insurgentes.
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Plazas como Macroplaza, Río Tijuana o Galerías, estuvieron al tope en su capacidad, aunque en esta última hubo un mayor control del aforo, pues los guardias de seguridad se encargaban del conteo de los visitantes y que cumplieran con lo protocolo de salud, cosa que no sucedió en las otras dos.
Asimismo, en restaurantes de mariscos, comida asiática y algunos bares con permiso de restaurante, en la Plaza del Zapato, tuvieron gran afluencia de personas, donde no todas entraban con cubrebocas o mantenían con sana distancia.
Sobre ruedas en La Villa y el Pípila llenos, aunque la gente usaba cubrebocas, la afluencia era demasiada, el malecón de Playas de Tijuana con visitas regulares, sin sobre pasar el límite, mientras que el parque Teniente Guerrero con bastante gente, aunque los juegos infantiles cerrados, pero muchas familias disfrutando del buen clima.
El aforo en cafés y restaurantes ya subió al 75 por ciento así como parques, playas y lugares públicos al 50 por ciento debido al semáforo anaranjado, mientras que se supone que bares y antros deben permanecer cerrados.
Esta mañana, Jaime Bonilla Valdez, gobernador del Estado, en su transmisión diaria, comentó que los indicadores iban bajando debido a que la población se estaba cuidando y llevando a cabo los protocolos de salud, sin embargo, basta con acudir a las plazas públicas para darse cuenta que la comunidad ya convive, como si nunca hubiera habido pandemia