En mayo 4 de 2020 se publicó en el ZETA, mi artículo titulado “Las epidemias de México”, https://zetatijuana.com/2020/05/las-epidemias-de-mexico/. Comenté: “Desde que se supo del coronavirus, el mundo ha centrado su atención en el COVID-19, como si fuera la única enfermedad grave”.
“Se difundió que la tercera edad era el mayor grupo de riesgo para ser víctima de la pandemia; pero eventualmente se descubrió que ese no era el principal problema, sino padecer otras condiciones de salud, emergiendo una realidad: los malos hábitos tienen consecuencia”.
Casi un año después del inicio de la pandemia, tras la impresionante cantidad de fallecidos y contagiados por coronavirus, causante de COVID-19, además del perjuicio económico imposible de cuantificar en su totalidad, sería bueno que así como autoridades, medios de comunicación, redes sociales y comentarios personales dan cuenta de las repercusiones negativas, así también convendría pudiéramos evaluar, dimensionar y poner en práctica aspectos positivos que nos ha dejado la enfermedad.
En lo intangible, podemos decir que la pandemia nos ha hecho que valoremos como nunca antes la salud. Por ejemplo, mientras que en el pasado era clásico preguntar trivialmente “¿cómo estás?” (pregunta en la cual en ocasiones ni siquiera se esperaba a la respuesta), ahora se hace la pregunta con auténtico interés, tanto porque importa saber cómo se encuentran a quienes se les inquiere, como porque se desea saber si hay un peligro de contagio, para ver si hacemos o no algún tipo de contacto, ya que si el interlocutor está contagiado, queremos mantenernos alejados.
Así como quien pregunta ahora, de verdad quiere saber la respuesta, así el interrogado se esmera en responder, ya sea para brindar debida contestación o para hacer ver que se es de confianza, no estando contagiado.
En consecuencia, muchas de las conversaciones tienen más calidad que antes. Son más auténticas, aunque se prolongan porque ahora hay un amplio preludio antes de entrar al motivo de la plática, ya que se le dedica un buen tiempo a comentar la pandemia, las experiencias y conocimientos personales en cuanto al coronavirus y sus efectos.
Pero en lo de fondo, en relación al artículo ya mencionado, lo importante sería saber si tanto sufrimiento causado por la pandemia está cambiando el aspecto más trascendental en que puede incidir la humanidad, como es el de la prevención.
En el caso concreto de los mexicanos, si hubiéramos tenido mejores hábitos alimenticios, de salud y de higiene, las consecuencias traídas por el coronavirus SARS-CoV-2 no hubieran sido tan severas como las que se han tenido.
Tras la experiencia por la pandemia, deberíamos emprender acciones en cuando menos cinco temas: alimentación y ejercicio, análisis clínicos, meditación y estrés, pruebas de detección y, finalmente, vacunas.
1.- Alimentación y ejercicio: Hay que evitar exceso de alcohol, azúcar, sal, grasas y lo que evidentemente hace daño, como el tabaco, buscando equilibrar las calorías consumidas con el ejercicio que se practique, evitando el sedentarismo, de acuerdo a la condición física.
2.- Análisis clínicos: Depende del perfil personal, pero un examen semestral o anual es esencial.
3.- Meditación y estrés: Unos minutos de reflexión son tan importantes como el alimento. Además, hay que evitar saturase de malas noticias y comentarios tóxicos.
4.- Pruebas de detección: Autoexploración y visitas al médico son indispensables, especialmente en ciertas edades y si se tienen antecedentes o tendencias negativas.
5.- Vacunas: Uno de los temas de moda es la vacuna contra el coronavirus, que aún no está accesible a toda la población, pero ya existen otras vacunas que es conveniente administrarse, de acuerdo a la edad.
Si ya de por sí la pandemia nos ha causado mucho daño, no deberíamos aumentarlo por irreflexivos.
Todo es cuestión de aprender de la pandemia y prevención.
Alberto Sandoval ha sido educador de adultos, profesor de bachillerato, catedrático universitario, conferencista.
Correo: AlbertoSandoval@AlianzaCivil.Org Internet: http://albsandoval.blogspot.com/ Facebook: Alberto Sandoval. Twitter: @AlSandoval