El Reino Unido se convirtió este lunes 4 de enero en el primer país en utilizar la vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 (que causa la enfermedad COVID-19), desarrollada por el grupo británico AstraZeneca en conjunto con la Universidad de Oxford.
Brian Pinker, un hombre de 82 años de edad, recibió en el Hospital Churchill de la Universidad de Oxford la vacuna “nacional”, según lo informó el Servicio Público de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), precisando que ya dispone de 520 mil dosis listas para ser distribuidas.
Con el rostro cubierto por una mascarilla, el trabajador de mantenimiento jubilado se arremangó delante de las cámaras de televisión para que la enfermera jefe del Hospital Churchill de Oxford le aplicara la inyección.
“Estoy muy contento de recibir esta vacuna del COVID hoy y muy orgulloso de que se haya inventado en Oxford”, dijo Pinker, citado en un comunicado de prensa del NHS.
Las enfermeras, médicos y el personal médico han sido todos hoy fantásticos y tengo ganas de celebrar mi 48 aniversario de boda con mi mujer Shirley a finales de año”, señaló Pinker.
“Es un verdadero privilegio haber podido administrar la primera vacuna Oxford -AstraZeneca aquí en el Hospital Churchill, a unos pocos cientos de metros de donde fue desarrollada”, dijo la enfermera Sam Foster, jefa del Hospital Churchill.
El Reino Unido es uno de los países de Europa más afectados por el coronavirus, con más de 75 mil muertes. Sin embargo, ya ha vacunado a un millón de personas con la vacuna desarrollada por la estadounidense Pfizer y la alemana BioNTech, que también fue el primer país del mundo en aprobar.
El Ministro de Salud, Matt Hancock, tuiteó este mismo lunes que la vacunación con la vacuna de Oxford y AstraZeneca supone un “paso vital” en la lucha contra el coronavirus y una “misión nacional”.
El Reino Unido comenzó el pasado 8 de diciembre con el plan de inmunización, cuando Margaret Keenan, de 91 años de edad, se convirtió en la primera persona del país y el mundo en recibir el preparado de Pfizer y BioNTech.
El pasado 30 de diciembre, Agencia británica del medicamento (MHRA, por sus siglas en inglés), aprobó el uso de emergencia de la vacuna contra la COVID-19, desarrollada por el grupo británico AstraZeneca en conjunto con la Universidad de Oxford.
La aprobación “se produce tras rigurosos ensayos clínicos y un profundo análisis de los datos suministrados por los expertos de la MHRA, que concluyen que la vacuna responde a estrictas normas de seguridad, de calidad y de eficacia”, dijo entonces un portavoz del Ministerio de Salud.
Por su parte, el primer ministro británico, Boris Johnson, calificó de “fantástica” la noticia y prometió a través de su cuenta de la red social Twitter, que se vacunará a la mayor cantidad de gente “lo más rápido posible”.
Mientras que el ministro de Sanidad, Matt Hancock, dijo a la cadena Sky News, que la vacunación con el preparado de Oxford-AstraZeneca, empezaría el 4 de enero y manifestó su esperanza de que todos los grupos vulnerables del país sean vacunados para la primavera boreal.
Hancock resaltó que esta vacuna estará disponible para las regiones más pobres del mundo, debido a su bajo coste, “ayudando a proteger a incontables personas de esta horrible enfermedad”.
Reino Unido ha encargado ya 100 millones de dosis de esta vacuna, pero de aquí a fines del año 2021 llegarán a 350 millones, según contratos suscritos con fabricantes ya desde la fase de los ensayos clínicos.
La vacuna de AstraZeneca-Oxford es menos onerosa que la de Pfizer-BioNTech, y puede ser conservada en congeladores convencionales, sin necesidad de una preservación a -70 grados centígrados, como la desarrollada por la farmacéutica estadounidense y la empresa alemana.