De Trez en Trez
Uno.- Imagine un país muy golpeado por la pandemia de Covid-19, con hospitales rebasados en su capacidad, personal médico extenuado, casi un millón y medio de contagios, 127 mil fallecidos, con un sistema de vacunación contra la enfermedad lento, burocrático, centralizado, con poca logística, en el que se han adelantado algunos “influyentes”, con un índice de letalidad de 8.8 y donde ni siquiera se ha vacunado el 0.05% de su población.
Ese mismo país padece desde hace más de diez meses, una economía detenida como consecuencia de la pandemia mundial, pero -para acabarla de amolar- lleva mucho, mucho tiempo batallando con “los problemas de siempre” relacionados con la justicia, la violencia, la inseguridad la delincuencia organizada y la desorganizada, la impunidad y la corrupción que ahí siguen; a pesar de los que se afirma en los discursos oficiales y las cifras maquilladas, la realidad los desmiente una y otra vez.
Y súmele usted otros asuntos importantes que no han sido atendidos como es debido: los feminicidios, la escasez de medicamentos para enfermos de cáncer, el desempleo, la pobreza creciente, la educación pública, el sistema de salud deficiente aún antes de la pandemia, la desigualdad, la discriminación, el hambre, el abandono del campo y tantos otros problemas que enfrenta nuestro país.
Tomando en cuenta todo lo anterior y lo que faltó por enlistar, parece una burla cruel que, desde diciembre del año pasado, los partidos políticos hayan colmado los medios de comunicación para volver a machacar con sus mismas promesas, descalificaciones y frases huecas, haciendo ya su campaña electoral en preparación para la gran elección de este año; demostrando así que no hay cosa que más les importe que llegar al poder para vivir del erario, a nuestras costillas, con su dinero y el mío.
Doz.- Pero, ¿con qué cara? ¿Cómo se atreven a pedir el voto y la confianza ciudadana cuando es claro que ninguno -ni uno solo- de los partidos políticos, han cumplido al momento de llegar al poder? No importa el nombre, el color, la ideología (¿?), coalición o alianza. Ni los tricolores en su tiempo, ni los azules en la alternancia fallida, menos los amarillos, así como tampoco los morenos lo están haciendo. Diría mi siempre sabia y ahora muy cuidada nonagenaria abuela: “Es la misma gata, nomás revolcada”.
Bien pueden “decir misa” los partidos políticos y sus candidatos, pero nos ha quedado claro a los gobernados que solo han visto por sus intereses, dejando a sus representados a la deriva y de los cuales únicamente se acuerdan -justo como ahora- cuando hay un proceso electoral. Tan les importan nada más su conveniencia que cuando no son los “elegidos” los ganadores de las “encuestas” (los “destapados”), pues se inconforman y reniegan hasta de su propio partido y amenazan con “irse por la libre” o con otras siglas, ya ve usted que eso de la “promiscuidad política” se les da y bien.
En sus spots o pautas publicitarias se les llena la boca hasta el derrame al hablar de honestidad, austeridad, democracia, responsabilidad, unidad, fortaleza, igualdad, esperanza, tolerancia, integridad y otros valores que todos afirman tener, cuando en verdad han demostrado todo lo contrario; en su insistente publicidad, casi se muerden la legua hasta sangrar cuando descalifican a sus contrarios; los llaman corruptos, tumores, peligrosos, falsos y otros “adjetivos descalificativos”. Están escupiendo para arriba.
Trez.- Cierto, el proceso electoral que habrá de terminar el 6 de junio con la elección más grande en la historia de México es algo que se debe realizar, pero dadas las circunstancias actuales, los partidos políticos ahora -y sus candidatos más adelante-, bien podrían verse un poco más empáticos con el electorado, menos ostentosos; variar el contenido y el tono de sus mensajes publicitarios, de sus ofrecimientos; no fomentar el divisionismo, la polarización.
A fin de cuentas, una vez electos, está por verse si cumplen y hacen su trabajo como debería ser. Las experiencias anteriores, las desilusiones y desencantos sufridos no dejan lugar para bueno augurios.
P.D.- “Quédate en casa, quédate en casa, quédate en casa” … aunque en el mar la vida es más sabrosa.
P.D.2.- Tratándose de “vacacionistas”, está más que claro que México no es Canadá ni Nueva Zelanda.
P.D.3.- Cuando el Presidente López Obrador dice “nosotros,” significa “Yo”.
Otro sí digo.- El bosquejo de sistema de vacunación anunciado por AMLO el martes pasado, no huele… apesta a propaganda electorera.
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana.
Correo: profeohe@hotmail.com