Al igual que en el durísimo y brillante documental “Los juicios de Gabriel Fernández”, este trabajo de Tiller Russell, también conocido por “El último narco”, tiene varios méritos que vale la pena destacar.
Uno de estos, el tiempo que dedica a cada una de las víctimas de Richard Ramirez, mejor conocido como “The Nightstalker” o “El acosador nocturno” que aterrorizó a la ciudad de Los Ángeles a mediados de los 80.
Esto permite no solo sensibilizar al espectador, sino también asimilar la complejidad del caso de este asesino serial que entraba a la casa de su presa de noche y acribillaba lo mismo a ancianos que a adolescentes, ultrajaba a los niños y dejaba pentagramas y demás mensajes satánicos, sin un patrón claro para los detectives Gil Carrillo y Frank Salerno. El primero, un veterano de Vietnam de origen mexicano que apenas evitó involucrarse con las pandillas angelinas, mientras que el segundo, ya un afamado detective que había resuelto el complejísimo caso del llamado “Estrangulador de las Colinas”.
Por último, el enfoque está en el agresor mismo, aunque curiosamente con menor importancia, como si su historia ya se hubiese agotado y lo importante, para el realizador, fuese armar todo el rompecabezas a partir de sus distintas piezas.
Los Ángeles también se vuelve, así, protagonista de ese fatídico año en el que la ciudad perdió su glamour transformada por el miedo, y la Policía anduvo detrás de un homicida que no parecía dejar pistas fáciles de relacionar, que no prefería un tipo de víctima, y, por lo tanto, no se lograban entender sus motivaciones, mucho menos dar con su paradero.
Cómo se resuelve el caso, y de qué manera el cineasta lo recrea, hacen que este documental, con episodios limitados, trascienda y merezca no solo el comentario justo, sino una recomendación entre los primeros estrenos de Netflix en 2021.
A final de cuentas, es inevitable reflexionar en torno al hecho de que Ramirez al menos privó de la vida a 14 personas, y torturó a casi 50 individuos en un período muy corto de tiempo, dejando la pregunta más importante sin responder del todo: por qué lo hizo. O será que la maldad pura no tiene explicaciones. Ármese de valor, pues, vale la pena plantearse la pregunta con este sólido y poderoso documental de Russell. *** y media.
Punto final. – Será interesante ver qué sucederá el 6 de marzo durante la entrega de los Premios Goya. Cine sin público, vaya, por esta pandemia que parece interminable.