De nadie seré, solo de ti. Como el atardecer
que solo una vez al día puedes tener, hasta
que mis ojos puedan sentir el gozo de verte.
Te entrego lo más valioso que tengo, mi corazón
y mi alma ahora están en tus manos. Mi propósito es
muy simple y claro, como los nervios que tengo al verte.
Sol, el encargado de iluminar el mundo; tú
la encargada de iluminar cualquier rincón de
mi escondida alma.
Luna, encargada de oscurecer hasta el último rincón
del planeta; tan solo basta una sonrisa tuya para iluminarlo.
Ven amor porque esta noche es blanca como la luna,
como las sábanas que usamos para envolver nuestros cuerpos,
suspirar el uno con el otro hasta llegar a ser uno mismo.
José de Jesús Cortez López.
Tijuana, B.C.
(Preparatoria Educare, grupo 401)