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martes, octubre 8, 2024
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Engaño infantil y atraso

Ya casi pasó un mes de que los estudiantes de prescolar hasta preparatoria debían estar ya en sus respectivas aulas educativas. ¿Pero? ¿Cómo explicarle a un niño de prescolar, que debía ya cursar el 2do. o 3ro. de prescolar, y ya no se presentó en su salón, con su mandil infantil, su mochila a la espalda, su alegre presencia, ya con un pie fuera de casa, su loncherita para a la hora de recreo recuperar calorías perdidas en su estancia en su salón de prescolar, sus zapatos impecables, su alegría, su ansia y desbordante energía…? ¿Dónde queda?

Quizás algunos padres de familia les expliquen que “anda el aire contaminado y te puedes enfermar”. “Papá/mamá, ¿por qué te tapas tu boca? ¿Y por qué me la tapas a mí?”. Es una interrogante difícil de hacerle realidad al niño que despierta a este mundo, pero su mundo se detuvo de pronto. Casi cinco meses sin que un niño acuda a sus enseñanzas de prescolar. Y para más retrasó, ya pasó parte de agosto y septiembre de este ciclo 2020-2021. Quizá los niños pregunten “¿cuándo me vas a llevar al kínder?”. “Hijo, ya mero, deja que se limpie el aire para poder respirar seguros”. Y el pequeñín de prescolar, casi de pañales, llora y se pone triste al no ver a sus compañeritos de clases.

Papás, ¿hemos hablado con la verdad con nuestros hijos respecto al por qué no están yendo a clases? Creo que el 90 por ciento de los papás de hijos de prescolar les han mentido a sus vástagos, porque no entenderían la verdad de lo que pasa y de dónde vino el coronavirus. Mientras, a los pequeñines se les hace eterno y largo el por qué mamá o papá ya no suben al auto y encaminan rumbo al jardín de niños.

Es cruel y difícil ver a nuestros educandos, verlos que se quedan en casa y se atrasan en los primeros meses o años de donde más se robustecen en lo que su enseñanza y despertar a este mundo respecta.       No es lo mismo -ni será jamás- recibir enseñanza en línea que presencial. ¡No! Desgraciadamente, este coronavirus desgració todo, y está retrasando la enseñanza que nos preparará como profesionales a los humanos; y si no hay estudio o profesión, estamos en una debacle futurista, pues cada año se van renovando los profesionistas y se sumergen al gran océano laboral. ¿Pero sin estudios? ¿Hacia dónde vamos?, al fracaso general y retroceso cavernícola y salvaje. ¿Qué si cuesta 10 dlls ó 200?, paguémosla, no podemos seguir así.

Ya pasaron casi siete meses de retroceso generalizado en muchos aspectos, en todo el planeta, y no sabemos hasta cuándo pare esto. Los alumnos de tercero de primaria a universidad ya saben lo que es el coronavirus; millones de niños de prescolar están en sus casas, engañados por casi siete meses de lo que ocurre en todo el mundo. De eso no saben, pues aún no comprenden; quizás unos ya perdieron a su mamá, papá, abuela, y dicen “¿Por qué se murió?”. Y quizá les digan “Estaba enfermo y murió”, aunque no sea la verdad.

Es difícil ver algo jamás visto en el mundo moderno, en este siglo; todo se detuvo y el mundo se puso en profundo pensamiento, casi rumbo a la psicosis mundial y personal en millones de habitantes. Esperemos pronto el desenlace, pronto y real, en esta pandemia mortal que nos ha dado una gran lección a todos.

Sigamos protegiéndonos, aún no cantemos victoria, ya viene el invierno y puede ser mortal.

 

Atentamente,

Leopoldo Durán Ramírez.

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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