De 270 arribos programados para 2020, solo se recibieron 58 de enero a marzo. Y del 15 de marzo al 30 de septiembre, la ciudad perdió la llegada de 150 embarcaciones. A la fecha 87 negocios en la calle Primera cerraron. El caso de Aída, ensenadense atrapada a bordo de un crucero cerca de Barbados, describe otra faceta de la crisis por la pandemia
En seis meses y medio, la industria de cruceros turísticos en Ensenada se desplomó dejando una pérdida económica calculada en 450 millones de pesos como consecuencia de la pandemia por COVID-19.
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La estimación fue hecha por la paramunicipal Proturismo con base al gasto promedio del visitante, tripulación (empleados del barco) y los derechos portuarios por el uso de la terminal de cruceros en International Cruiseport Village junto al Gobierno de México.
De los 270 arribos programados para 2020 entre las diferentes líneas navieras, solo se recibieron 58 en los meses de enero, febrero y mediados de marzo.
Es decir, del 15 de marzo al 30 de septiembre, la ciudad habrá perdido la llegada de 150 arribos con capacidad para abordar a unos mil 200 turistas y tripulantes.
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Amador Arteaga Sahagún, director de Proturismo, estimó una pérdida económica de 450 millones de pesos entre los tours operadores, comerciantes y sector restaurantero.
Alrededor de 260 mil turistas internacionales -de acuerdo al último estudio del gasto promedio de 2018- descienden del barco para conocer el puerto, es decir, el 70% del total de los viajantes.
Aunque en otros países ya se considera la reactivación de los viajes marítimos, en Ensenada no hay una fecha exacta para el retorno.
“La verdad no se ve claro, y en estos momentos es difícil poder asegurar qué día, mes del año 2020 estarán arribando, ya que las mismas líneas navieras han estado extendiendo su cuarentena”, expuso el funcionario municipal.
El último comunicado de la línea naviera Carnival es que regresarán al puerto en abril de 2021.
Vigilados por la Comisión Federal de Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), a través de la Secretaría de Salud, el 31 de julio se aprobó el protocolo para tours operadores, guías de turistas y taxis. Fue autorizado por las autoridades de las compañías navieras y la Terminal de Cruceros de Ensenada, y consiste en un manual de 33 hojas en las que se detallan las medidas a cumplir por parte de los proveedores de servicio.
87 COMERCIOS CERRARON
Por lo menos 87 negocios que sobrevivían del gasto de los visitantes de crucero bajaron la cortina de manera definitiva, lamentó el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur), Rafael Chávez Montaño.
La cifra se basa en información entregada por la sección especializada que mantiene este organismo para los establecimientos conocidos como “curiosidades”.
“Varios negocios no abrimos porque es más barato tener cerrado a pagar los recibos de la luz, renta, impuestos, teléfonos, nómina, sin tener un solo ingreso”, dijo.
En un recorrido hecho por la calle Primera, la más importante para los visitantes de crucero, solo había cinco establecimientos abiertos por cuadra.
Entre los comercios que cerrarán de manera definitiva se encuentran algunos con más de 30 años de antigüedad como la tienda Trópico, la Unidad de Cuidados Médicos Intensivos que daba servicios de emergencia a los turistas, así como la plaza comercial ubicada en Calle Primera entre Ruiz y Gastélum.
La renta mínima de un local en la calle Primera es de 700 dólares por un espacio calculado en 4×5 metros de fondo, que son los de mayor demanda. El resto son más espaciosos, con precios que oscilan entre los 3 mil y 10 mil dólares.
Desde julio, vendedores de esa zona aplicaron medidas esenciales de higiene como tapete sanitizante, gel para manos y uso cubre bocas, mientras en otros requieren de la colocación de pantallas de plástico para la atención al público. El sector ha sobrevivido sin ningún apoyo económico por parte del gobierno.
La senadora Gina Andrea Cruz Blackledge se reunió con integrantes del Consejo Coordinador Empresarial de Ensenada (CCEE), ante quienes lamentó el hecho de que en el paquete fiscal 2021 no se prevén fondos de ayuda para el sector comercial.
A la fecha, los contagios en Ensenada y San Quintín no han mostrado una baja desde que se presentó el primer caso en marzo, con un total de 3 mil 2 personas contagiadas, 2 mil 167 recuperados, 379 fallecimientos y 262 sospechosos hasta el miércoles 23 de septiembre.
ENSENADENSE SIGUE ATRAPADA EN EL CARIBE
En noviembre de 2019, Aída Aya estaba desempleada y mientras revisaba sus redes sociales, encontró una oportunidad de trabajo en la línea naviera Carnival.
Llenó la aplicación para una vacante en el puesto de camarera en el área de restaurante, fue entrevistada en un par de días y la tercera semana de noviembre fue notificada sobre su contratación.
Para formar parte del equipo, fue necesario invertir mil 500 dólares en trámites legales como visa especial para tripulantes, estudios de salud, vacunas, vuelos de avión de San Diego a Tampa, Florida y el 7 de marzo se embarcó.
Apenas tenía tres días conviviendo con el turismo cuando se encendieron las alertas por la proliferación de la enfermedad COVID-19, donde todos los visitantes tuvieron que bajar del barco menos los empleados, platicó vía telefónica a ZETA.
Aída ha sufrido el encierro y la claustrofobia, pero la experiencia más difícil ha sido el suicidio de una de sus compañeras dentro de la cabina.
“Estuve una semana deprimida sin hablar con nadie, era una mujer a la que yo admiraba porque siempre estaba activa, nunca dejaba de estar haciendo algo en la cocina”, describió.
Recordó que su compañera era de Indonesia, que su novio trabajaba en el mismo barco y por motivos de logística la empresa los separó para iniciar con el procedimiento de repatriación de todos los empleados.
“No fue la única que tomó esa opción, fueron unos seis casos más de suicidios los que vivimos, hubo un intento en Londres donde un compañero se lanzó del barco y le dijeron que esa no era la forma de irse a casa, pero no pudieron convencerlo”, expuso.
“Son de esas decisiones mal tomadas por el encierro, al principio no se podía salir del cuarto a veces ni para desayunar, comer o cenar, sino dedicar el día a ver televisión o leer”, agregó.
Su viaje de trabajo no ha sido del todo malo, pues han vivido la experiencia como un guest, así les llaman a los pasajeros turistas y entre los compañeros de trabajo hay varios mexicanos.
Y subrayó que las habitaciones alcanzan las dimensiones de un reducido baño, así ha sobrevivido por seis meses.
“Cuando me subí al crucero por primera vez me dio el bajón porque me meten en cabina donde apenas caben dos personas, una maleta, el medio baño y párale de contar”, contó, al tiempo que rememoró sus intenciones de abandonar el barco desde ese día.
“Me dio depresión, claustrofobia, mareo, dolores de cabeza, estuve dos días encerrada porque nos tuvieron que inyectar antes de tener contacto con los demás compañeros, así como los turistas”.
Pasaron tres días desde que Aída pudo abandonar su habitación y al tercer día les notificaron sobre la suspensión de los viajes por motivos de salud ante la presencia del virus SARS-CoV-2. Además, detectaron casos positivos entre la tripulación, por eso la primera acción fue sacar de las cabinas a los trabajadores hacia las habitaciones de los turistas usando mascarillas, desinfectante y guantes.
Unos días después fue llamada para laborar en el restaurante, atendiendo las necesidades alimentarias de los mil 200 trabajadores que por lo general conforman la tripulación.
Aunque poco a poco han repatriado a los empleados, Aída ha sido de las últimas, aunque destaca que el trato recibido por parte de la compañía ha sido excelente.
“Hemos estado muy bien cuidados, la compañía se preocupa por cómo estamos física y mentalmente, usamos el bar, las albercas, como también los espectáculos”, finalizó.
La ensenadense tiene esperanza de regresar a finales de septiembre a Baja California, cuando concluya su contrato con la compañía naviera.
