Otra joya del cine argentino disponible en plataformas streaming y en televisión de paga. No hay más rodeos que dar aquí. Con el extraordinario Guillermo Francella en el protagónico, este thriller de Armando Bo se apodera en todos los sentidos de un espectador incauto que cree estar ante una película de tantas. Nada de eso, esta historia crece en intensidad como un huracán, en la medida en que vemos al buen Antonio luchar desesperadamente por su vida.
Poca introducción necesita este personaje. Es un hombre muy trabajador, un padre de familia a lo sumo responsable, un buen esposo, un excelente empleado. En fin, todo lo ha hecho bien en la vida. Tiene dos hijos adolescentes que van a colegio, una casa bonita que le ha costado sostener. Tiene más de 3 mil días que no fuma, se cuida y hace ejercicio. Pero en un día fatídico sufre una crisis y de ahí comienza su calvario con una falla renal que lo mantiene en diálisis.
Sin embargo, Antonio sigue el curso de su vida, pues lo último que desea es incomodar a su familia. Hasta que comienza a sufrir más que estragos físicos, la crisis psicológica de una enfermedad terminal cuyo remedio, un trasplante, parece imposible en un país subdesarrollado como Argentina.
Esta crisis interna que aumenta no la entiende Susana (Carla Peterson), su mujer, que no ve problema alguno con que su marido siga en diálisis. Después de todo, no deja de trabajar, ella se encuentra muy bien, incluso está a punto de remodelar su cocina. Pero cuando su hijo decide no donarle el órgano vital, dado a que es compatible con su padre, el tiempo parece cercar a Antonio, quien busca en internet a un posible candidato que cambia un riñón por una casa.
Entonces conocemos a Pedro Elías y Lucy (Federico Salles y Mercedes De Santis), una joven pareja al borde de la indigencia que ven en la vulnerabilidad de Antonio la oportunidad de oro. Primero, Susana no quiere aceptar la oferta de dejar su casa con tal de salvar la vida de Antonio, pero después acepta. Sin embargo, la pareja se torna cada vez más infernal, y en vez de advertir el peligro, el personaje central se aferra a lo que cree su última oportunidad.
En esta carrera desenfrenada contra el destino se revela lo único que Antonio realmente tiene: su vida. Pero mientras llega a esa respuesta, vemos al resto de los personajes exhibir lo peor de sí, empezando con una familia que huye de un proveedor que parece ya no tener futuro, y terminando con el médico que se creía honesto, pero que en sus manos tenía la salvación en un hospital que manejaba a su antojo y le daba prosperidad.
Porque tristemente en este mundo nada parece conseguirse “por la buena”, haciendo las cosas bien, como decía Antonio, intrigado al principio de esta historia, cuando primero se topa con su tragedia personal. Vaya manera brillante que tiene Bo de probar esta hipótesis, a través de un personaje estupendamente construido y de una narración impecable que conduce a un final feliz inevitable… al menos para lo único que verdaderamente vale la pena aquí: Antonio. ****
Punto final. – No es opción rentar películas en Cinépolis Klic. Y conste que no es anuncio.
