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sábado, febrero 17, 2024
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Pobre México, cuántos planes: desde el Plan de Iguala hasta el Plan Sexenal

En la historia de mi país, ha habido planes desde la Guerra de Independencia hasta el gobierno del General Lázaro Cárdenas; y para un recordatorio, el primero fue el Plan de Iguala, que nos recuerda al México independiente, y el Plan Sexenal, que se efectuó de 1934 a 194. ¿Por qué no se continuaron muchos de los planes?, que algunos de ellos fueron magníficos y los más para una lucha intestinal que sangró a mi país, y que aún no hemos podido conducir a esta nación como se merece. Hasta los ciudadanos ya no pedimos clemencia; lo que pedimos es que nuestros gobernantes, los que lleguen al poder, lean un poco de historia de México, que bien nos hace. Y si bien muchos de los autores de estos planes se salvan de que, al ponerlos en práctica, en vez de beneficiar al pueblo, lo que buscaban en el plan era llegar a la Presidencia de la República o perpetuarse en ella.

Para citar planes nefastos: los planes de Casa Mata, el Plan de Veracruz, el Plan de Perote, el Plan de Jalapa, el Plan de Cuernavaca, apadrinado por el nefasto gobernante Antonio López de Santa Anna.


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Otros planes tendenciosos: como el Plan de Tacubaya, por Félix Zuloaga; el Plan de la Noria y de Tuxtepec, acaudillado por el General Porfirio Díaz; más adelante el Plan de la Soledad, cuyo planeador fue el General Bernardo Reyes. Otros: el Plan de la Empacadora, de Pascual Orozco; el Plan de Milpa Alta, iniciado por R. Everardo González; y el famoso Plan de Agua Prieta, lanzado por el General Álvaro Obregón.

Planes que a mi parecer fueron buenos: el Plan Federalista, por el Dr. Valentín Gómez Farías; el Plan de Ayala, iniciado por los generales Juan Álvarez e Ignacio Comonfort, y que fue una lástima porque, al llegar al poder, no pudieron consumar el plan y entró de relevo el Lic. Benito Juárez García.

Otro plan que fue bueno en su tiempo fue el de Francisco I. Madero, con el Plan de San Luis, que dio comienzo a la Revolución mexicana; pero que, a su triunfo -y aunque me tache de antimexicano-, su error fue no haber llevado a formar parte de su gabinete a verdaderos revolucionarios, y aliarse con el bando porfirista (dizque conciliador), y que fue su perdición. Junto con Pino Suárez, y con el auxilio de los golpistas porfiristas y del embajador de USA, los derrocaron y los fusilaron.


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El famoso Plan de Ayala, que le costó la vida al General Emiliano Zapata, y que no vio realizado (por el lucho, por el reparto de la tierra), no fue hasta el Plan Sexenal del General Lázaro Cárdenas del Río que se programó: un verdadero reparto de la tierra. Y mientras tanto, planes vinieron y planes se fueron; al final, ¿qué es lo que nosotros queremos?

No solo la paz, sino también el progreso de la nación, y que cada mexicano tenga derecho a la educación, al empleo remunerado, a una vida digna, y que no permitan la corrupción ni el crimen (ya sea organizado o no).

Esperemos que ya no se hagan más planes, porque de ellos los he analizado y todos ellos han muerto al siguiente mandato de gobierno. Ojalá que -¡oh Dios!- esto se acabe y que no nos digan que, en vez de planes, estamos haciendo tratados o pactos de solidaridad; que al fin de cuenta no henifican a los inversionistas mexicanos, sino a los extranjeros, aunque de México tenemos muchos buenos mexicanos que sacaremos a flote a este depauperado país, antes que el “cuerno de la Abundancia se acabe”.

 

Atentamente,

Dr. J. Fernando Jaramillo.

Tijuana, B.C.

Correo: drferja@hotmail.com

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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