Desde las caravanas centroamericanas rumbo al norte, hasta la avalancha medioriental en Europa, el fenómeno migratorio como consecuencia natural de la globalización sigue rebasando a los gobiernos del mundo.
Este ambicioso filme dirigido por Salvador Calvo comienza en Melilla, Marruecos, como la puerta forzosa de una oleada de africanos tratando de brincar el muro que los colocará en territorio español. La escena termina en una tragedia por medio de la cual conocemos a Mateo (Álvaro Cervantes), Miguel (Miguel Fernández) y Javi (Jesús Carroza).
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Por otro lado, está Adú (Moustapha Oumarou), el alma real de la película, un niño aldeano en Camerún también marcado por la violencia y un lamentable desenlace.
Aparece también el veterano actor español Luis Tosar en el rol de Gonzalo, un activista que lucha contra los cazadores ilegales que atacaron a la madre de Adú y forzaron al pequeño a emprender una travesía hasta Marruecos con tal de salvar su vida.
A su vez, Gonzalo termina en suelo marroquí a raíz de su arrogancia y su neurosis, con una hija adolescente problematizada por el aislamiento y la distancia por las motivaciones de su padre, las cuales ella no comprende del todo.
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La geografía es, a final de cuentas, el pretexto para unir a todos los personajes inmiscuidos de una u otra manera en un éxodo obligado por la desigualdad, el crimen, el odio y la destrucción en su máxima expresión.
A ratos no parece que estas subtramas lograrán unirse en un punto y, mientras tanto, lo mejor es enfocarse en el chico Oumarou, quien irradia sensibilidad y, de la mano de Massar (Adam Nourou), el protector adolescente que lo acompaña en el azaroso camino, hace que esta historia sea la más poderosa y notable de esta cinta. Su trabajo, bien dirigido por Calvo, junto con una extraordinaria cinematografía, permiten que este largometraje destaque entre los últimos estrenos de Netflix en junio. **
Punto final.- “La buena esposa”, con Glenn Close, es otra recomendación vía streaming que ya fue comentada en su momento.
