Alrededor de 27 familias que viven en la calle Esperanza del Fraccionamiento García, en Tijuana, llevan cerca de un mes con el drenaje colapsado, lo que ha provocado problemas de salud en algunos de los vecinos. Denuncian que ni las autoridades municipales ni la Cespt han respondido a su llamado.
Luisa Herrera explicó a Semanario ZETA que cada año se vive la misma situación: con la temporada de lluvias, el agua de las alcantarillas tiende a desbordarse, generando malos olores. Sin embargo, desde hace un mes no hay mejoría; al contrario, ha escalado al punto que es imposible utilizar los baños y las regaderas en cada una de las casas.
“Tenemos ya casi un mes reportando el escurrimiento de agua. Ellos han venido y lo han mirado; nos dicen que no es grave, pero los baños no se pueden usar. Vinieron de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (Cespt), echaron un vistazo, tomaron unas fotos y se fueron. Tal vez ellos no lo ven grave, pero los baños no se pueden utilizar; uno le baja a la palanca del baño y el agua se empieza a regresar. Adentro de las casas huele horrible”, describió la vecina afectada.
La situación que se vive, refirió, ya va más allá de la incomodidad del olor, puesto que algunos vecinos han presentado alergias, irritación en garganta y ojos, además de sarpullido en diferentes partes del cuerpo.
Eliel Alejandro Vargas Pulido, subdirector de Mantenimiento Hidráulico de Cespt, explicó que, en el periodo de lluvias, con la saturación de las redes se genera sobrepresión en las tuberías cuando están dañadas, situación que se vive en la calle Esperanza, donde hay un tramo de aproximadamente 50 metros de la tubería que ya está colapsado, el cual se tiene que reponer.
Informó que van a solicitar los servicios de un contratista para que los apoye a realizar esos trabajos, para que les rente la maquinaria; pero será personal de la Comisión quienes lo reparen, asegurando que podrá quedar listo en la primera semana de mayo. Destacó que en el distrito Reforma -a donde pertenece este fraccionamiento- es donde hay más reportes, y dado que cerca del 45 por ciento del personal no está trabajando -por ser parte de grupos de riesgo en la contingencia-, han tardado más tiempo en atender los reportes ciudadanos.