Qué personaje es Arquímedes Puccio, el patriarca de una familia de secuestradores que operó en la Argentina post-dictatorial entre 1982 y 1985. Y qué tremendo actor es Guillermo Francella encarnando a este depredador ojiazul, capaz de pasar de ayudar a las hijas con la tarea y de ahí ordenarle a su hijo Alex que le tendiera una trampa a uno de sus compañeros del exclusivo colegio al que asistía para convertirlo en su próxima víctima.
Peter Lanzani es el responsable de interpretar a Alex y lo hace con gran destreza histriónica, destacando así la dirección de Pablo Trapero, conocido por otros poderosos filmes como “Caranco” y “Elefante blanco”.
Aquí tiene la astucia de adentrarse en la psicología de esta familia en la que el padre pretendía justificar las atrocidades cometidas con la desigualdad social. En el fondo quería ser como los ricos que plagiaba, torturaba y asesinaba con la participación de sus hijos, en plena crisis de Las Malvinas, cuando la corrupción en el país sudamericano facilitaba la existencia de criminales como Puccio y su clan.
Guillermo, el más pequeño de los varones, es el único que rechaza el modo de vida de casa y aprovecha un viaje escolar para perderse, algo que constantemente lamenta Epifania, la madre. Daniel es la estrella de rugby que sufre ataques de ansiedad por lo que les hace a sus amigos, luego se conforma con el dinero que recibe a cambio y la novia con la que pretende hacer una vida, como si la paz cotidiana fuera posible para los delincuentes.
Obviamente cimentado en el caso verídico de los Puccio, este thriller tiene lo necesario para ser especialmente recomendable, y aunque su transmisión no es ninguna novedad – pues data de 2016-, no hay que perder la oportunidad de verlo por ahí, en una alguna plataforma streaming u ocasionalmente en los canales de televisión de paga.
Con esto se confirma la solidez del cine argentino y la consolidación de Francella como uno de los grandes artistas de habla hispana en este momento. ****
Punto final.- Por si se les hace conocido Francella, su papel fue vital para “El secreto de sus ojos”, la segunda película argentina en ganar el Óscar, después de la verdadera joya que es “La historia oficial”.
