Fue un verdadero vendaval el día previo a la decisión del Ayuntamiento de Mexicali de reestructurar la deuda pública, lo que representaría prolongar el tiempo de pago hasta el año 2038, además de devengar más de 2 mil millones de pesos en total.
La alcaldesa de Mexicali, Marina del Pilar Ávila Olmeda, quería sacar una votación unánime, o por lo menos una mayoría abrumadora para que así no hubiera oposición que lo usara como bandera en su contra.
El encargado de la negociación fue el secretario del Ayuntamiento, Netzahualcóyotl Jáuregui Santillán, a quien casi se le sale de las manos, pues su mala operación política estaba causando inconformidad con los regidores de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), incluso con el sector empresarial de Mexicali.
De no ser por la intervención activa del presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Rodrigo Llantada, los hombres de negocios habrían estado en contra del refinanciamiento, pues Jáuregui intentó darles la espalda, pero al final se logró llegar a acuerdos, como usar la mayoría del flujo financiero para cubrir los adeudos con el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Gobierno y Municipios del Estado De Baja California (Issstecali) y a burócratas jubilados.
Sabiendo esto, el panismo buscó sacar beneficio político, y a través del regidor Héctor Ibarra Calvo, accedieron a una negociación en la que todos quedaran contentos. Los blanquiazules propusieron una reducción de dos años de la deuda y destinar gran parte del recurso a pago de compromisos a proveedores, reducción de nómina y el pago al Issstecali. Lo que no se dijo es que cada uno pidió dos o tres posiciones dentro de la nómina municipal, las cuales fueron otorgadas por Jáuregui Santillán.
Requirieron de varios días para llegar a ese acuerdo. Sin embargo, la mañana previa a la votación, el coordinador de la bancada panista, Héctor Ibarra, les hizo de conocimiento que su partido sufragaría en contra, a menos que redujeran otro año de deuda y tuvieran más posiciones. Lo cual no agradó a los morenistas, que terminaron negociando a espaldas de Ibarra Calvo con los otros dos regidores panistas: Diego Echeverría y Cristina Mares Vejar.
Cuando la noche del viernes 28 de febrero se descubrió esto, el dirigente municipal del Partido Acción Nacional, Antonio López Merino, acudió a las oficinas de sus regidores para exigirles el voto en contra; la situación se salió de control.
Esa noche, los cuatro panistas -tres regidores y el dirigente- se encerraron en una oficina y comenzaron a pelear. Ibarra gritó a sus compañeros de una forma que su discusión se escuchó hasta el exterior del salón de ediles.
“Son unos traidores” y “Van a votar a favor por sus huevos”, fueron algunos improperios externados por Ibarra Calvo, cuyos compañeros pedían un momento para explicar su decisión, pero poco se les permitió. Lo anterior quedó grabado por el autor de esta columna y otro medio de comunicación que escucharon la pelea desde el exterior.
Echeverría y Mares votaron a favor de la deuda, mientras que Héctor Ibarra se desvivió en elogios hacia Marina del Pilar Ávila por haberlos escuchado, pero terminó votando en contra.
El único regidor congruente con sus críticas fue Fernando Rosales, del Partido de la Revolución Democrática, al exhibir lo que consideró un pago irregular superior a once millones de pesos para el despacho encargado de llevar a cabo el refinanciamiento, que es precisamente el de Marco Antonio Moreno Mexía, quien fungió como tesorero de la administración de Jaime Díaz Ochoa y ex socio de Víctor Amador, actual tesorero municipal.
Al final, los regidores votaron a favor de una reestructuración de la deuda pública en la que utilizarán el flujo de efectivo para reducir la nómina, jubilar empleados y saldar al Issstecali deudas que se agravaron a partir de 2010, cuando el ex alcalde Francisco Pérez Tejada asumió el cargo. Ahora es uno de los principales asesores de Marina del Pilar.