Colaboración invitada
Zaira González
“No es crecer por crecer. Es crecer con bienestar y con respeto al medio ambiente.” Así comenzó el Presidente Andrés Manuel López Obrador a contestar una pregunta relacionada con el futuro de la planta cervecera este lunes, después de la consulta del 22 y 23 de marzo realizada en Mexicali.
El cambio climático, la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales en el planeta hacen del tema del desarrollo sustentable una política de crítica importancia para los gobiernos y sociedades. En este contexto, las organizaciones internacionales se han pronunciado a favor de un desarrollo con visión a la sustentabilidad.
Mientras que la OECD argumenta que el crecimiento presente no debe ser a expensas de futuras generaciones, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) advierte que la inversión directa extranjera en industrias contaminantes y de uso intensivo de recursos naturales, tiene preferencia en áreas de bajos estándares ambientales. En sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, las Naciones Unidas destacan que, en la actualidad, estamos contaminando el agua en ríos y lagos más rápido de lo que la naturaleza puede reciclar y purificar, y advierte que más del 40 por ciento de la población es afectada por la escasez de agua, con proyecciones a aumentar.
Las pocas regulaciones medioambientales en México han permitido que empresas extractivistas se instalen por todo el territorio, obteniendo ganancias que se mantienen privadas, mientras el costo por el daño al medio ambiente es público: lo pagamos con mala calidad de aire, cuando ensucian nuestros ríos, se deforestan nuestros bosques y cuando nuestros recursos hídricos se exportan. Uno de los casos más preocupantes de los últimos años es el derrame de más de 40,000 metros cúbicos de sulfato de cobre sobre el río Sonora en 2014, donde al menos 20,000 personas fueron afectadas, y que resultó en la perdida de miles de hectáreas de cultivo y cabezas de ganado. Grupo México no hizo las reparaciones correspondientes al daño, manteniendo sus ganancias privadas, y los costos públicos.
Hace un mes, la CNDH emitió una serie de recomendaciones para los gobiernos federales y estatales, advirtiendo de las afectaciones al derecho humano al agua que la instalación de la cervecera traería consigo. En un comunicado señaló: “Este Organismo Nacional concluyó que el abastecimiento otorgado a la planta cervecera, la cual únicamente en su primera etapa dispondrá de un suministro anual garantizado de hasta siete mil millones de litros de agua; repercute en la disponibilidad y accesibilidad del líquido vital para las generaciones presentes y futuras, especialmente para fines domésticos”.
Cuando pensamos en desarrollo, también debemos de pensar en sustentabilidad. Los gobiernos de los países primermundistas tienen estrictas regulaciones para proteger los recursos naturales de sus ciudadanos. ¿Por qué nosotros los mexicanos, y los mexicalenses en particular, no habríamos de merecer la misma protección de nuestros recursos?
En este momento, la Coparmex se encuentra creando una campaña de miedo en la población, con directivos apareciendo en noticieros y periódicos, advirtiendo que la ciudad tendrá una mala reputación y las empresas se verán renuentes a instalarse aquí por la poca seguridad de inversión. Sin embargo, la evidencia del buen ambiente que las grandes industrias gozan en la ciudad, muestra lo contrario.
En Mexicali hay cientos de maquiladoras y otras industrias operando, en su mayoría con más de 10 años activas, de acuerdo a datos del Inegi. La ciudad alberga industrias japonesas, estadounidenses, coreanas y mexicanas. La diferencia es que estos cientos de empresas de la ciudad, todas juntas, consumen menos agua de lo que pretendía consumir solamente Constellation Brands.
El paso siguiente para Coparmex debe ser escuchar cuál es el tipo de empresas que los mexicalenses queremos en nuestra ciudad, y hacer lo correspondiente para atraerlas. El impacto que el resultado de la encuesta pueda tener en la ciudad, sea positivo o negativo, lo vamos a sentir todos, hayamos estado a favor o en contra de la instalación de la cervecera. Podemos operar bajo el discurso de “ciudad riesgosa para la inversión”, o bajo uno más completo, como el de “esta ciudad mexicana dice no a proyectos extractivistas extranjeros”. ¿Cuál es el que queremos manejar para Mexicali?
Zaira González Rodríguez cuenta con una maestría en economía y ha trabajado para los gobiernos federales de Estados Unidos y México. Actualmente reside en Mexicali, B.C.
Correo: gonzalez.r.zaira@gmail.com