La película de Ladj Ly, que representó a Francia en la 92 entrega del Óscar, se fundamenta en el cuestionamiento de justicia que planteó Víctor Hugo en su célebre novela.
La raíz ahí está, expuesta entre los jóvenes de los barrios bajos de París, poblados en su mayoría por migrantes que primero vemos celebrando juntos futbol. Así conocemos a Issa (Issa Perica), de origen africano, envuelto en la bandera, coreando “La Marsellesa” en los Campos Elíseos, junto a miles de franceses.
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Pero esta imagen de pertenencia cultural es efímera, como quedará evidenciado por Ruiz (Damien Bonnard), un policía novato que junto con dos colegas, Chris (Alexis Manenti) y Gwada (Djebril Zonga), navegarán el caótico orden social que dicta Mayor (Steve Tientcheu), un ex pandillero que todo lo negocia.
En la confusión, los más pacíficos son los miembros de la Hermandad Musulmana, del otro lado está la batalla de los gitanos, encolerizados por el atraco a su circo itinerante.
En el ojo del huracán están los niños, en particular Issa, de nuevo, delincuente de carrera, y Buzz (Al-Hassan Ly), que con el mismo dron con el que espía a las chicas, observa lo que nunca debió ver: la brutalidad policíaca ejercida por el trío de oficiales.
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En especial destaca Chris, con esa visión confusa de la diversidad racial que no se sabe a ciencia cierta si raya en el racismo o simplemente es producto de la dureza de esas calles donde lo inimaginable puede ocurrir a la vuelta de la esquina.
Así se construye un brillante thriller de consecuencias inesperadas, que cuestiona las políticas fallidas de integración en un mundo donde la migración parece ser un problema que no se resolverá mientras socialmente, la marginalización sea un cruel paliativo.
Bravo por Ladj Ly, quien en alguna ocasión reveló que él fue el chico del dron. Qué mejor manera de hacer cine. ****
Punto final.- Tan recomendable como “Parásitos” es “Mother”, una cinta anterior de Bong Joon Ho, un clásico thriller con un estrujante desenlace. No se la pierdan.
