Bajo la dirección usualmente sabia del maestro Clint Eastwood, se recrea la historia de un guardia de seguridad que alertó a las autoridades sobre la presencia de explosivos en el contexto de los Juegos Olímpicos de 1996, salvando innumerables vidas.
El problema es que la sociedad primero lo consideró un héroe, pero después, con ganas de encontrar un culpable, la hazaña de Jewell se convirtió en blanco de un agente del FBI que quiso fincarle la responsabilidad del conato de terrorismo interno en vez de investigar y dar con los perpetradores.
En esta versión de los hechos tenemos cuatro figuras centrales: Richard, interpretado por Paul Walter Hauser; Kathy Bates como Bobi Jewell, madre de Paul; Tom Shaw, el agente federal que lo persigue, interpretado por John Hamm; y Sam Rockwell como Watson Bryant, un abogado que siempre prefiere irse por la libre y no tiene una salida fácil con un cliente que para su desgracia, cree en la honestidad de las autoridades.
La película es un deleite. Las actuaciones son espléndidas, convincentes, bien equilibradas. Nadie exagera ni los roles fueron trazados para explotar el melodrama. Lo que persiste es la visión comprometida de Eastwood por contar la historia de un ciudadano común que hace lo correcto y paga las consecuencias.
Hauser lleva todo el peso de este filme y no se pudo tener un actor más convincente en el rol de Richard Jewell. La ingenuidad que sinceramente presenta, aunque llega el momento en que demuestra estar consciente del sistema disfuncional que lo persigue, se refleja en un trabajo histriónico que expresa más cuando menos habla.
En contraste, Watson es la voz que Jewell no tiene. Rudo, directo, atrevido, sagaz y crítico de lo que en Estados Unidos se entiende por justicia. Qué maravilla ver a Sam Rockwell en pantalla.
Bates siempre es extraordinaria y la nominación al Óscar era de esperarse. Su papel de una madre que no entiende por qué su hijo está siendo victimizado como chivo expiatorio del FBI, es de lo más impecable que se vio en la cartelera de 2019.
Tal vez el largometraje pudo haberle dedicado mayor atención al desenlace real del atentado de Atlanta, quizás Eastwood debió volver a la tesis de la novela policiaca, esa que dice que cuando un criminal se sale con la suya, es porque el sistema de procuración de justicia es corrupto. Pero el caso es que el veterano actor y director puso el ojo en la persona de Richard Jewell y nada más. Después de todo, no se equivocó. *** y media
Punto final.- El 31 de enero se estrenará “Uncut Gems” en Netflix, una joyita con Adam Sandler. De veras.