Mi siempre apreciable lector:
Si tú también eres una persona mayor de 60 años, quizá recordarás uno de los más grandes y trascendentales acontecimientos del pasado siglo XX: La llegada del primer hombre a la luna.
Yo tenía la edad de 18 años y recuerdo aquel miércoles 16 de julio de 1969, día del lanzamiento de la nave Apolo 11, desde el Centro Espacial Kennedy en Florida con los astronautas estadounidenses abordo Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin. Todo en el mundo era expectación y asombro, los medios de comunicación de ese tiempo, eran únicamente prensa, radio y televisión (en su gran mayoría en blanco y negro) nos mantenían constantemente informados de todos los pormenores del vuelo de cuatro días, en cualquier momento podría ocurrir algún problema inesperado de algo que nunca antes se había realizado.
Llega el gran día, el momento de la verdad: Domingo 20 de julio Armstrong y Aldrin a bordo del módulo lunar Eagle, se desprenden de la nave nodriza Columbia donde Collins toma el mando para esperar el retorno de sus compañeros y emprender el regreso a la tierra.
En millones de habitantes de la tierra reina un ambiente de gran expectación, emotivos comentarios de los comunicadores, televisores prendidos en los hogares y muchísimos lugares más, como es el hecho de que muchas mueblerías colocaran sus televisores en los aparadores y muchas personas se aglomeraban para no perderse el momento del alunizaje.
En el Vaticano el entonces Papa Paulo VI, hace oración y convoca a todos también elevar nuestras plegarias a Dios por los tres valientes astronautas.
Finalmente, tras superar unas fallas inesperadas pero bien resueltas por Armstrong, el módulo lunar por fin toca la superficie. “El águila ha aterrizado” fueron sus palabras y todo se vuelven aplausos, abrazos y algarabía en Centro Espacial Kennedy y muchos lugares.
Al salir Armstrong y dar su primer paso en el suelo lunar quedaron registradas para la historia sus palabras: “Éste es un pequeño paso para un hombre; un salto gigante para la humanidad”
Edwin Aldrin se convierte en el segundo hombre en pisar la luna, y junto con Armstrong, colocan sobre la superficie la bandera de su país, algunos instrumentos científicos y recolectan rocas para llevar a la tierra.
Es hora de retornar y acoplarse a la nave Columbia donde Collins ya los espera para retornar a nuestro planeta. Nuevamente les tomará un tiempo de cuatro días, tantas cosas pueden ocurrir en cuatro largos días para ellos. Atrás ha quedado la luna, ha sido conquistada y nuevamente ha quedado sola. Ha perdido su encanto. Ha dejado ya de ser, inspiración para poetas y románticos compositores, de aquí en adelante se hablará de ella de forma científica y racional.
Llega el peligroso momento de ingresar a la atmosfera terrestre donde logran hacerlo con éxito, se abren tres paracaídas para permitir un suave amarizaje de la cápsula, en el océano pacífico. Los rescata un helicóptero para conducirlos a un barco donde el entonces presidente de Estados Unidos Richard Nixon los espera para darles la bienvenida y felicitarlos. Todo ello a través de unos cristales, pues estarían sometidos a una breve cuarentena para exámenes médicos.
Después de cumplir sin problemas de salud la cuarentena, muchísimos eventos, desfiles, entrevistas para felicitarlos y conocer a detalle sus experiencias del viaje los esperan por delante. Ya son héroes nacionales por la gran odisea realizada. Un multitudinario desfile por las calles de Nueva York y muchas ciudades más de su país, son recuerdo imborrables para ellos. Se asegura que nunca antes habían existido desfiles tan concurridos por millones de personas, desde el día en que finalizó la Segunda Guerra Mundial. Además las ventas de revistas y periódicos cubriendo ampliamente la nota, fue de muchos millones de ejemplares.
Todo lo anterior, lector mío, es para mí un imborrable recuerdo por su gran importancia en la ciencia y los futuros viajes espaciales, sucesos acontecidos dentro de la tormentosa década de los sesentas, famosa por hechos históricos de mucha trascendencia a nivel mundial.
No me quiero despedir temporalmente de ti sin mencionarte, algo más: Quizá tengas conocimiento de que existe un polémico tema de conspiración que afirma que el hombre jamás ha llegado a la luna. Presentan dudosas pruebas que pueden ser falsas o videos con trucos. Respeto tu creencia pero estoy en completo desacuerdo con esta teoría que jamás ha sido comprobada. Es decir, es fake news. Con la avanzada tecnología digital pueden hacer trampas maravillosas. Jajajaja.
Han pasado ya 50 años. Los astronautas del Apolo 11 y todos los que han participado en realizar viajes espaciales, ya tienen su lugar de honor en la historia. Los viajes y exploraciones en el cosmos continuaran, son parte de la investigación científica del universo. Reconociendo la prioridad en la atención de la persona humana en su bienestar en todos los órdenes, Los viajes espaciales deben continuar. Todo en su proporción y en sus prioridades. ¿No crees?
Atentamente,
Eduardo Antonio Velarde Vázquez
Tijuana, B.C.
