Héctor Mares siempre ha sido una pieza fiel en el equipo del gobernador electo Jaime Bonilla Valdez. Sin embargo, no siempre ha sido favorecida su lealtad. Ha resultado una pieza que se mueve a la conveniencia del dueño de PSN y no a la necesidad y trayectoria del ahora ex diputado local. La mañana del jueves 4 de julio, Mares se aprestaba para dirigirse al Congreso del Estado y participar en la ansiada sesión donde tantos pendientes -se supone- sacarían, como los nombramientos de consejeros para el Instituto de Transparencia del Estado o la titularidad de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Pero nada. Así, de repente, Héctor recibió una llamada del único que le puede dar órdenes, para decirle que él ya no sería diputado. Que a partir de ese momento regresaría a sus funciones el diputado propietario -y recién reelecto- Víctor Morán. Así, Mares se quedó sin nada. Por lo menos sin su gustada diputación, pues seguramente aparecerá en un cargo de segundo nivel en alguna administración en Baja California, sea federal, estatal o municipal, las cuales estarán tituladas por Morena en los próximos meses. En los pasillos del Congreso, los diputados de oposición especulan que la salida de Héctor Mares se debe a las negociaciones entre PAN y Morena para aprobar los temas pendientes en el Congreso. Pero de que Mares es prescindible, ahí está la prueba.
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