El proceso electoral está a punto de terminar, ahora a trabajar para la buena marcha de esta entidad. Los diputados deben abocarse principalmente a desarrollar una revisión del sistema penal, los ayuntamientos tienen como tarea el orden municipal y el Ejecutivo Estatal deberá velar por la seguridad de los bajacalifornianos en una época difícil, conflictiva y violenta.
Urge, además de reformas a las leyes, la sanción enérgica a aquellos funcionarios en caso de que hayan incurrido en actos sancionados como abuso del poder.
El esfuerzo que realicen los nuevos funcionarios al abocarse a cumplir la tarea pública, debe desembocar en salud, desarrollo económico, educación y orden público.
Unas finanzas ordenadas y correctamente claras, permitirá el desarrollo social, político y económico, pero sobre todo, contribuirá a la paz y tranquilidad de los bajacalifornianos.
No es tiempo de resaltar fallas o errores de la administración saliente, si se infringieron las leyes, que se encargue de sancionar la autoridad competente. Lo importante es que no se desatienda la buena marcha de la administración pública.
Saneando la administración pública y poniendo en vigencia políticas que vengan a beneficiar a todos los ciudadanos y en particular a los desposeídos.
Los bajacalifornianos nos hemos caracterizado por ser gente de trabajo, que repudiamos las manifestaciones de violencia porque sabemos que todo se consigue en un ambiente de paz y de tranquilidad.
Nos esperan momentos difíciles, resultante de una convivencia pragmática adoptada por los Estados Unidos con motivo de la llegada de miles de seres humanos, ciudadanos provenientes principalmente de Centro y Sudamérica que buscan un trato humano, como todos nosotros, y un empleo que pueda proveer con dignidad de un salario para sus familias; y que en ocasiones son tratados indebidamente al olvidarse que son seres humanos como cualquiera de nosotros.
Los Estados Unidos aducen como motivo para asumir una política de segregación, discriminación y de trato rudo, la defensa de la seguridad nacional de su país. El gobierno mexicano, por el contrario, ha asumido como política un trato de respeto a la dignidad de estos seres humanos y se niega a criminalizar sus acciones en busca de un empleo remunerador.
En fin, nos esperan días difíciles que pondrán a prueba la filosofía humanista que ha caracterizado la política internacional de México, y obliga a la unidad y al respeto como antídoto a la violencia que se vive en diversas regiones del país.
Arnoldo Castilla es abogado y catedrático de la UABC.