El director de la editorial mexicana Pollo Blanco advierte que “la estrategia nacional de lectura obedece más a una estrategia propagandística”. El sello de Guadalajara publicó en 2018 obra de Juan Pablo Villalobos, Antonio Ramos Revillas, Richard Bernstein, Felicitas Hoppe, Margarita García Robayo, Luis Ruffato y Heinrich Böll
Un sello mexicano que ha incursionado exitosamente en el mundo hispanohablante es Pollo Blanco Editorial. Surgido en 2013 en Guadalajara y dirigido por Carlos López de Alba, ha enriquecido la oferta editorial con novedades literarias de autores tanto mexicanos como extranjeros.
Dividido su catálogo en las colecciones Académica, Dramaturgia Breve, Novela, Relato y Libros para Niños, la editorial jalisciense debutó con el título “Manuel, el cubano loco”, de Saša Stanišic (Visegrado, 1978) en la colección de Relato. “Es una historia muy irónica, muy inherente a la condición de Saša, un autor bosnio-alemán muy exitoso; fue el texto ideal para comenzar en 2013, nos funcionó muy bien”, rememoró Carlos López de Alba en entrevista con ZETA.
Otros títulos con los que Pollo Blanco Editorial inauguró su catálogo hace seis años, son “Luna de gatos”, de José Ignacio Solórzano Pérez “Jis” (Jalisco, 1963), de la colección Libros para Niños; y “El amor es un francotirador”, de Lola Arias (Argentina, 1976), en la serie Dramaturgia Breve.
En los siguientes años, el acervo fue enriquecido con “El anillo de cobalto”, de Juan Villoro (Ciudad de México, 1956), así como “El mar en Cervantes y otras conferencias”, por Fernando Carlos Vevia Romero (España, 1936), por citar algunos de los 26 títulos publicados por Pollo Blanco Editorial.
EN LA BÚSQUEDA DE LECTORES
Con la premisa de cubrir algunos resquicios que no llenan las grandes editoriales comerciales o incluso las instituciones, el director de Pollo Blanco Editorial tiene claro su objetivo:
“Nuestra tarea es buscar autores y títulos que las grandes editoriales, las editoriales universitarias o las institucionales tal vez no les alcanza para ver, ése es nuestro resquicio donde las micro, pequeñas o medianas editoriales podemos proponer. De manera prioritaria, pero no indispensable o exclusiva, nos preocupamos más por buscar autores de otras latitudes y traducirlos, que tienen en común encontrar un patio de recreo en el catálogo porque conviven con otros autores vivos mexicanos, algunos tan recientes como Juan Pablo Villalobos, Jis, Antonio Ramos Revillas o Juan Villoro”, expresó a ZETA Carlos López de Alba.
“Hemos encontrado un contrapeso, un equilibrio, entre la vocación original de la editorial, que era buscar nuevas voces para los lectores y una tendencia en el ámbito editorial, que es apostarle al libro como objeto; es decir, no nos preocupa que un libro pueda costar 300 pesos porque vale cada página, son libros en pasta dura, con guarda, solapas; nos enfocamos mucho en el diseño del libro, en las características físicas, pero sin perder el rigor de tener un libro aseado, sin erratas y trabajando puntualmente con el traductor”, abundó el editor.
Aunque el carácter de independiente ha sido usurpado tanto por medios como por editoriales que incluso dependen del presupuesto del Estado, López precisó:
“Lo independiente en Pollo Blanco reside en la libre elección de autores, de voces, de títulos y en el libre albedrío para construir un catálogo editorial; no dependemos de un corporativo, no dependemos de una trasnacional que tenga que rendir un reporte mensual de ventas”.
César López también manifestó que los títulos más recientes, editados en 2018, son “Lo que desaparece” de Antonio Ramos Revillas (Monterrey, 1977), con ilustraciones de Cinta Villalobos; “Vida irónica. Un ensayo sobre el arte de vivir” de Richard Bernstein (Nueva York, 1932), traducido por Alonso Solís; “Criminales y fracasados. Cinco retratos”, por Felicitas Hoppe (Alemania, 1960), bajo la traducción de Lorel Manzano; “Al estilo Jalisco”, de Juan Pablo Villalobos (Guadalajara, 1973); “Hasta que pase un huracán”, por Margarita García Robayo (Colombia, 1980); “De mí ya ni te acuerdas”, por Luis Ruffato (Brasil, 1961); y “Las ovejas negras. Cinco instantáneas literarias”, por Heinrich Böll (Alemania, 1917-1985), Premio Nobel de Literatura 1972.
Este año, Pollo Blanco (http://www.polloblanco.com.mx/) publicará “Primera persona”, de Margarita García Robayo (Colombia, 1980); “No puedo ver”, de Tsai Chao Lun (Taiwán); y un libro de cuentos de Felicitas Hoppe (Alemania, 1960).
“UNA FALSA DEMOCRATIZACIÓN DE LA LECTURA”
El director general de Pollo Blanco Editorial, Carlos López, también se refirió a la estrategia nacional de lectura implementada por el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, a través del Fondo de Cultura Económica (FCE); para empezar se le cuestionó:
— ¿Qué opinas de las declaraciones de Paco Ignacio Taibo II, gerente editorial del FCE, cuando expresó que “Vamos a forzar a que el conjunto de grupos editoriales bajen sus precios”?
“La estrategia nacional de lectura obedece más a una estrategia propagandística, a una visión de Estado, que nada tiene que ver con la formación de lectores, la formación de público; está muy supeditada al tema de los indicadores y de la evaluación que se va a dar forzosamente a la mitad y al final del sexenio; es decir, es una falsa democratización de la lectura querer hacer llegar a todos los rincones libros de diez pesos, es algo que ni beneficia al sector editorial, ni al lector”, expuso a ZETA.
En todo caso, el editor se pronunció por el aprovechamiento de la estructura y recurso humano consistente, sobre todo, en los promotores de la lectura en el país:
“A mí me parece que se podrían apuntalar otras cosas que ya funcionan en lugar de estar inventando hilos negros, por ejemplo, apuntalar las salas de lectura, los promotores de lectura, el mediador es indispensable”.
Al final de la entrevista con este Semanario, Carlos López sentenció: “El costo del libro no está directamente proporcionado con el fomento a la lectura; por ejemplo, ir al estadio implica que alguien invierta 600 pesos, de cualquier estrato social o nivel educativo, y son tres horas de distracción; entonces, yo creo que el tema es cambiar los hábitos de consumo y la formación de nuevos públicos, nuevos lectores, y eso no se va a resolver en un sexenio; es decir, está equivocada la estrategia nacional de lectura. Lo único que se va a hacer, es implementar una estructura clientelar a través de una falsa democratización de la cultura y se va a buscar transmitir una visión del mundo muy afín al aparato gubernamental que la sostiene”.