Autoridades han identificado un alza en las desapariciones forzadas en Tijuana, la Fiscalía Especializada ya no solo recibe reportes de menores, adultos mayores o migrantes extraviados, sino de personas privadas de la libertad, principalmente por otros delincuentes, para ser asesinadas. Esta tendencia constituye el 60 por ciento de los casos que atienden. Con el aumento en homicidios dolosos, las investigaciones apuntan al narcomenudeo como causa de ello. Los desaparecidos están siendo encontrados, pero muertos.
Hasta hace unos años, el área especializada en búsqueda de personas de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) en Tijuana recibía mayormente reportes de adolescentes que salían de sus hogares. Casi siempre eran localizados en días u horas, pero la situación de violencia en la ciudad ha cambiado ese patrón.
Ahora la mayoría de los casos se concentran en desapariciones forzadas, encontrar a aquellas personas que fueron privadas de la libertad para luego ser asesinadas.
Miguel Ángel Guerrero, titular de la Fiscalía Especializada para la Investigación y Persecución de Delitos de Desaparición Forzada y Desaparición cometida por Particulares y No Localizados, explica que desde inicios de 2018, los reportes que recibe esta área, antes conocida como CAPEA (Centro de Apoyo para Personas Ausentes o Extraviadas), comenzaron a cambiar.
“Nos están apareciendo muertos. Anteriormente, el 70 por ciento de los reportes de CAPEA eran de menores de edad que se iban de sus casas, ahora el 60% son temas de narcomenudistas que reportan como desaparecidos y muchas veces los encontramos en Semefo o sin vida en algún punto de la ciudad”, señala el funcionario estatal.
El modo de operación de estos crímenes es el siguiente: la víctima es privada de la libertad, trasladada a un domicilio, donde se le golpea o tortura -muchas veces con el fin de obtener información acerca de droga, dinero o del grupo delincuencial contrario-, después es asesinada y su cuerpo es arrojado en la calle o algún lote baldío. En pocos casos, a la víctima se le entierra o incinera.
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