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lunes, octubre 7, 2024
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“La Verdad”: de confesiones y mentiras

“Así como el ser humano es inherente en decir verdades, también es muy inherente en nosotros decir mentiras, es algo que va de la mano. La mentira  y la verdad hacen equipo, van de la mano, entonces por eso el público se identifica mucho con los personajes de esta comedia que se llama ‘La Verdad’”, expresó en entrevista vía telefónica con ZETA, el actor Eduardo Santamarina, quien acompañado de Mayrín Villanueva, Rodrigo Murray y Gabriela Zas, participa en la puesta en escena del dramaturgo francés Florian Zeller que se presentará el sábado 24 de noviembre en la Sala de Espectáculos del Centro Cultural Tijuana (CECUT) en dos funciones: 7:00 y 9:30 pm.

“Los cuatro personajes son arriba de los 40 años, que ya estamos realizados económicamente, también profesionalmente; son personajes que los ves por fuera y dices ‘le va bien en la vida, tienen todo’, mucho dinero, exitosos, tienen una familia, no les hacen falta nada; pero te das cuenta que sí, que les falta todo porque tienen un gran vacío dentro. ¿Cómo llenan estos vacíos? La gente lo va a descubrir cuando vean la comedia.

“En el tema de mi personaje, él lo llena metiéndose con la esposa de su mejor amigo, con el que tiene veinte años de amistad y no agarra a cualquier mujer, sino a la esposa de su mejor amigo. Eso tiene una connotación diferente a que si hubiera sido cualquier mujer”.

El hilo conductor de “La Verdad” es la historia entre Alicia (esposa de su mejor amigo) y Miguel, el personaje de Santamarina, quienes están viviendo una aventura.

“Miguel es un gran mentiroso, tiene como hábito el decir mentiras en su vida que lo hace como ejercicio y le ha funcionado muy bien, es un tipo que siempre le gusta estar al filo de la navaja. No es la risa, nos gusta que no sólo es el chistorete por el chistorete mismo, sino que te ríes porque es esa risa incómoda, porque el público se identifica, son cosas muy cotidianas, lo que van a ver y lo que contamos son cosas muy cotidianas. Quién no ha mentido en su trabajo, en la escuela, con la familia, con los amigos; creo que todo mundo. De repente empezamos a mentir tanto, en el caso de Miguel, le funciona que de repente se creen esas mentiras y esas mentiras las convierte en verdades. Es como los políticos que se la pasan diciendo esas mentiritas que ya hasta nos las creemos, cuando no es así, y nosotros los seres humanos empezamos a ponerles etiquetas: ‘Es que es una mentira piadosa’, ‘es que es una verdad a medias’… pero no, no hay más que una sola verdad y una sola mentira”, agregó.

Dirigida por Benjamín Cann, en “La Verdad” cada mentira parece necesaria y cada confesión resulta muy indiscreta.

“Eso es lo complejo del ser humano, todos lo hemos vivido alguna vez. Cuando ven la obra, el público se identifica con nosotros porque alguna vez en su etapa de la vida han vivido una situación así, y conforme va caminando la obra, va dando unos giros de tuerca ‘padrísimos’ que el público no se espera”.

Porque a final de cuentas,  la trama deja una reflexión, “por ejemplo, hay un texto que dice ‘¿Cuál es la verdad? Ni los filósofos han sabido contestar esa pregunta’, entonces de repente hay otro que dice Miguel: ‘Si toda la gente del mundo dejara de mentirse, de un día a otro no habría parejas en el mundo, sería el fin de la civilización’”, finalizó

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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