Sí, es una película de misterio principalmente para niños basada en la novela que en 1973 escribió John Bellairs sobre los secretos de una vieja mansión ubicada en el número 100 de High Street, en el poblado imaginario de New Zebadee.
Ahí es donde va a dar Lewis Bernavelt (Owen Vaccaro), quien tras perder a sus padres, se muda a la vivienda de su excéntrico tío Jonathan (Jack Black), quien en realidad es un brujo que tiene como mano derecha a Florence Zimmerman (Cate Blanchett), la vecina omnipresente.
Durante la primera parte del filme descubrimos el mundo de fantasía a través de los ojos de este protagonista de 10 años de edad, y, aunque el ritmo de la cinta tiende a ser lento -por aquello de ofrecer lujo de detalle- se logra, en definitiva, una experiencia envolvente donde hay más diversión que suspenso, aunque no se evita la similitud con la estética al estilo “Harry Potter”. Eso, francamente, hace ruido aquí.
Después viene lo bueno. Cuando Lewis toma un libro prohibido de hechicería del acervo de su tío y pone en práctica lo aprendido en su nueva escuela, revive a Isaac Izard (Kyle MacLachlan), el dueño original de la misteriosa casona en cuyas paredes ocultó un reloj que, según Jonathan, indica un evento espeluznante que está a punto de suceder.
Entonces surgen encuentros fantasmagóricos que sí sacan uno que otro susto, pero entre la efusividad de Jack Black y los excesos del director Eli Roth (después de todo forma parte del universo de “Hostal”), la historia tiende a perderse, pese a reunir todos los elementos para convertirse en un éxito rotundo.
Esto se reduce a un título más en la cartelera de 2018 que tal vez no trascenderá más. En el momento entretiene, pero en sí el problema es que no aporta nada que no hayamos visto antes, sobre todo teniendo referentes como el de Potter y sus “Animales Fantásticos”. **
Punto final.- Y también viene la nueva versión de “A Star is Born”. ¡¿Por qué?!