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Tijuana
viernes, febrero 16, 2024
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“Tijuánica”

El Sol posa en el Mar su diario vuelo

y las nubes, con camisones rosa,


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se encienden de muchacha ruborosa

tendiéndose a la cópula del cielo.

 


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A su paso las pícaras gaviotas

aplauden de la tarde los ardores

rasgando con sus alas los colores,

bramando su placer las olas rotas.

 

Es bárbaro el ocaso que se aferra

a los ojos testigos de su duelo:

su enorme intimidad excita el celo

hasta el último rayo de esa guerra.

 

Secreto virginal siempre fecundo,

mi tierra es el principio de este mapa,

es flecha cazadora que se escapa

y dardo del futuro para el mundo.

 

Quisiera que me vieras por los poros

con húmedas caricias de la brisa

y espasmo del oleaje en tu sonrisa

tomándome, vencida, mis tesoros.

 

Mis noches son inquietas, bulliciosas,

mis curvas son de oscuro terciopelo

donde subas y bajes mi desvelo

alumbrado de joyas primorosas.

 

Mis ortos son la escuela y los quehaceres,

mis ocasos, dorados y marinos,

con las huellas de todos los caminos

de sus ávidos hombres y mujeres.

 

Con ojos del amor ve mi belleza,

mi hermosura del alma colectiva

que trashuma y urbana se cultiva

inocente de toda la vileza.

 

Ven, bátete por mí, hombre sereno

que en tu tierra amanece y anochece.

Entre el Mar y entre el muro me estremece

tu pasión y tu lucha como un trueno.

 

Ven, ráptame, varón de tierra-adentro

y tómame en los brazos de tu furia,

defiende mis tesoros de la injuria,

de la difamación y el desencuentro.

 

Defiéndeme con rabia verdadera,

con sabia devoción del que agradece

que mi entrega total le pertenece,

palmo a palmo la piel de mi frontera.

 

Rosa Campay, 2001

 

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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