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jueves, febrero 15, 2024
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Comandante

Es muy doloroso escribir cuando uno de los pilares de Semanario ZETA falleció. Cuando un periodista de los pocos honestos, comprometidos, solidarios, libres, independientes, incorruptibles, intachables, que tanto escasean en México, ha muerto. El deceso de Sergio Haro Cordero nos ha hecho llorar a muchos. Nos ha llevado de la lamentación por su pérdida, a la negación de su partida y de ahí a la gratitud por haberle conocido. De haber tenido la oportunidad de convivir y trabajar con él.

Sergio es uno de los grandes. Uno de los aguerridos periodistas que acompañaron a Jesús Blancornelas en los inicios de este Semanario, y quien generosamente nos acompañó hasta el día de su muerte.


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Cuando llegaba los viernes al Semanario a la junta del Consejo Editorial -era el primero en llegar de todos los editores, y eso que venía de Mexicali- lo escuchaba hablar en la sala de redacción, invariablemente me acercaba a saludarlo. Llegaba y me le cuadraba enfrente, derecho el cuerpo, con un saludo militar, la mano en la frente y le decía: Comandante. Él solo reía y recibía el saludo. Otras ocasiones, nos saludábamos con movimientos característicos de las pandillas de cholos, saludo formal, levantando la mano sin dejar de tocar, chocando los pulgares, cerrando el puño para terminar con un golpe y un medio abrazo con tocada de hombro.

Sergio Haro Cordero era nuestro guerrillero, nuestro Comandante, nuestro líder de los movimientos sociales, nuestro equilibrio en el consejo editorial, la voz de los activistas, el padre de los manifestantes, el guía de muchos. No hay manera de no llorarle, de no extrañarlo ya. De no sentirnos mancos. Hemos perdido una parte sustancial, integral de ZETA.

No siempre estábamos de acuerdo, pero eso es precisamente lo que enriquece la línea editorial de este Semanario. En las reuniones editoriales hubo muchas discusiones, ideológicas, de pensamiento y posición, a veces él de lado y todos del otro, a veces muchos con él y uno en desacuerdo, pero siempre llegamos a un punto que enriqueciera la posición editorial de ZETA, de su mano y consejo hemos mantenido este medio libre como el viento. Nos guió por los temas de la izquierda, por el respeto a los movimientos sociales, por la lucha por la justicia social y por la defensa de la libre expresión.


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Fue un orgullo ver a tantos representantes de la sociedad civil el miércoles 31 de mayo cuando junto a Zaida, su querida esposa y Luis Carlos, su amado hijo, velamos su cuerpo en una funeraria de Mexicali. Representantes de migrantes, de personas que buscan desaparecidos, de Mexicali Resiste, de defensores por tarifas eléctricas justas, maestros, burócratas disidentes, habitantes del Valle, madres con sus hijos, compañeros periodistas y personas a las que de una u otra manera ayudó con su ejercicio periodístico. Todos reunidos para honrar a quien siempre los escuchó, a quien los defendió y vio por ellos.

Sergio Haro fue un periodista comprometido con la causa del bien común. Señalaba a los funcionarios y a los gobiernos corruptos que transaban (transan) con dinero público que se llevan a sus bolsillos y lo alejan de la oportunidad de ser invertido en la búsqueda del bien común, para llevar a más mexicanos a una vida digna. Le molestaba la explotación laboral, el maltrato a los menores, la injusticia social y la inequidad económica, la falta de oportunidades y la pésima calidad de la educación. La represión y el abuso lo envalentonaban para seguir investigando y publicar los nombres de los deshonestos.

El Comandante Haro se educó en una época universitaria donde las ideas marxistas, trotskistas, permearon a una generación. Se comprometió con la igualdad, por una sociedad donde todos vivieran con dignidad, donde no se explotara al trabajador y se respetara la libertad de expresión, el trabajo y el producto justo de éste.

Aunque no le gustaba el mote de activista del periodismo, Sergio Haro Cordero utilizó el ejercicio de la libertad de expresión para promover la justicia social, para dar voz a quienes pretendían sofocar, para despacio a quien no lo tenía, para encabezar causas sociales y legitimar movimientos civiles.

La resistencia que ha surgido de Mexicali hacia México, no sería tal sin la participación activa, comprometida, de un periodista de investigación periodística con sentido social, como lo fue la labor de Sergio Haro Cordero.

En ZETA estamos de luto, en Baja California estamos de luto. México ha perdido a un periodista serio, comprometido y honesto. Nosotros en ZETA, estamos incompletos, con mucho dolor y sentimiento, pero más resueltos que nunca, a mantener su legado, continuaremos con su labor de hacer un periodismo con sentido social, apoyando como lo hemos hecho las causas de la gente, los movimientos civiles, el combate a la corrupción, la denuncia ciudadana, pugnaremos por la rendición de cuentas y la transparencia, le daremos espacio a quien no lo tiene y voz a quien pretendan callar. Como Sergio, como el Comandante, como ZETA, seguiremos libres como el viento.

Adiós, Comandante. Te despediste demasiado pronto.

Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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