La guerra apresuró su caída, los acontecimientos de la semana previa a su captura marcaron la ruta hacia su arresto en la Ciudad de México, y desde que los hijos de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera se lanzaron a la batalla junto con su tío Aureliano Guzmán Loera “El Guano” al difundir una carta donde lo acusaban de traición e intentar asesinarlos en compañía de Ismael Zambada García, se comenzaron a fraguar las condiciones para este golpe. Autoridades esperan que violencia disminuya en Sinaloa, donde suman más de 550 ejecuciones desde que estalló el conflicto al interior del Cártel de Sinaloa en 2017
Sinaloa.- Dámaso López Núñez “El Lic”, se escondía frente a muchos. En la Ciudad de México habitaba un condominio en uno de los lugares más lujosos en Ejército Nacional número 225 de la colonia Anzures, Delegación Miguel Hidalgo. Ahí el capo disfrutaba a lo grande, salas tipo lounge, gimnasio con áreas de spinning y aeróbicos, baños de vapor, alberca, salón de usos múltiples, terrazas, áreas infantiles y hasta una cancha de paddle (una adaptación del tenis).
Y justo ahí llegaron elementos de seguridad pública federales a detenerlo la madrugada del martes 2 de mayo, la historia sangrienta de Sinaloa, comenzó a cambiar. Tanto, que el gobernador Quirino Ordaz Coppel espera que la violencia que contabiliza 548 ejecutados en lo que va de 2017 en aquella región, vaya ahora a la baja.
La aprehensión de Dámaso López reordena la organización criminal del Cártel de Sinaloa. Se consolida el liderazgo criminal de Ismael “El mayo” Zambada, y con él, de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, contra quienes López Núñez mantenía un enfrentamiento desde la extradición de su padre a los Estados Unidos.
Sin embargo, la célula criminal que manejaba “El Lic” tiene elementos que no han sido desarticulados, empezando por el hijo de éste, Dámaso López Serrano “El Mini Lic”, quien fue sacado de Sinaloa desde que inició el conflicto entre su padre y los hijos de “El Chapo”, luego que el vástago de López se enfrentara con Iván Archivaldo Guzmán Salazar, hombre en quien recaen las operaciones que mantenía “El Chapo”.
Ambos narcojuniors se habrían reclamado en una fiesta a principios de 2016 los derechos del Cártel de Sinaloa. De amigos que eran, pasaron a incordiarse.
Además de “El Mini Lic”, las autoridades han detectado que “El Licenciado” cuenta con dos hermanos, Adolfo y Álvaro López Núñez, de los cuales el primero estaba más cerca de su consanguíneo y controla parte del negocio familiar. Sobre Adolfo se sabe que fue agente de la extinta Policía Judicial del Estado en los años 90, según archivos, asignado a la base de la sindicatura de El Salado, de donde es originario Ismael “El Mayo” Zambada.
De Álvaro, en cambio, se sabe es el hermano menor de “El Licenciado” y que no ha estado relacionado en el negocio que por 16 años trabajó Dámaso, desde que se unió al clan de Guzmán tras la fuga de Puente Grande, Jalisco, en 2001.
Otro de los hombres de confianza de López Núñez es Javier, conocido simplemente con el apodo de “El Javi”, quien se convirtió en su secretario personal y de confianza, también encargado de controlar operaciones logísticas de la organización.
Así, la herencia criminal de Dámaso en Sinaloa, alcanza a esas cuatro personas: Dámaso López Serrano “El Mini Lic”, Adolfo López Núñez, Álvaro López Núñez y Javier “N”, “El Javi”.
Además integran la célula criminal, sicarios diversos conocidos para las autoridades de Sinaloa, solo por apodos:
* “El Quince”, jefe de seguridad de Dámaso y su hijo “El Mini Lic”.
* “El Tigrillo”, área de Navolato; lidera a “Los Tigrillos”.
* “El Solitario”, área de Elota; encabeza a “Los Solitarios”.
* “El Montana”, área de Navolato, comanda a “Los Montana”.
* Arley Pérez, pistolero. Anteriormente era cantante de narcocorridos.
De todos ellos, según las fuentes de seguridad, “El Mini Lic” y su tío Adolfo podrían continuar digiriendo la estructura en Sinaloa, la cual durante los meses que lleva la guerra sobre todo en los municipios de Culiacán, Navolato y extendida durante semana santa a Elota, fue sumamente golpeada por “Los Chapitos”.
Son precisamente esas zonas las que de acuerdo con la Fiscalía General de Justicia, donde “Los Dámaso” ejercen un férreo control criminal, y donde se han llevado a cabo las ejecuciones sumarias y privaciones de la libertad; en muchos casos las víctimas siguen desaparecidas.
Se trata de la zona de la sindicatura de Villa Juárez, compartida con otras áreas de Navolato con César Carrillo Leyva “El Cesarín”; las sindicaturas de Culiacán: Eldorado, Emiliano Zapata, Higueras de Abuya y Chiqueritos; así como el municipio de Elota y parte de San Ignacio y Mazatlán.
La reestructuración del cártel sin “El Lic”
En el organigrama que advierte el Grupo de Coordinación tras la captura de Dámaso López, ante el repliegue momentáneo de sus operadores, es Ismael “El Mayo” Zambada quien todavía figura como máximo líder criminal del Cártel de Sinaloa.
Junto a él, otros operadores de nivel se mantienen en bajo perfil, incluyendo tres de los cabecillas que se fugaron del penal el pasado 16 de marzo.
Reportes de inteligencia de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) refieren que en el conflicto Dámaso-Chapos, Zambada y su grupo compacto no participaron. Permanecieron neutros, aunque “El Mayo” parecía inclinarse más a favor de los hijos de su compadre Guzmán. En todo caso, precisa la información, la guerra no alcanzó a sus territorios controlados.
Dichos territorios se limitan a Culiacán, las sindicaturas del mismo municipio: El Salado, Costa Rica, Tacuichamona (donde controla José Guadalupe “Lupe” Tapia), Pueblos Unidos, San Lorenzo, además de las sierras baja y alta de Cosalá.
En plena Sierra Madre Occidental, el equipo de Zambada se extiende por Durango, donde tiene a la familia Cháidez en Santiago Papasquiaro como la predominante en la siembra de amapola y marihuana.
Del organigrama en Sinaloa se desprende la estructura criminal del cártel:
* Ismael Zambada García, líder de la facción Zambada, y visto como líder de todo el cártel.
* Ismael Zambada Sicarios “El Mayito Flaco”, segundo al mando de la facción.
* Alfonso Limón Sánchez “El Poncho”, operador de primer orden (fugado con orden de extradición).
* Rafael Guadalupe Félix Núñez “El Chango Ántrax”, operador financiero (fugado con orden de extradición).
* Porfirio Díaz Medina, hijo de Baltazar Díaz Vega, compadre de “El Mayo”.
* José Guadalupe Tapia Quintero, señalado por Estados Unidos como coordinador logístico de trasiego de droga.
* Jesús Peña González “El Peña”, jefe de sicarios (fugado, sin orden de extradición).
Acorde con reportes de las fuentes consultadas, la estructura de los Zambada permanece inamovible.
Los hijos de “El Chapo”
Para la facción de “Los Chapitos”, encabezados por los hijos mayores del capo procesado en Nueva York, se mantienen los mismos. Tras el abatimiento de Francisco Javier Zazueta Rosales “Pancho Chimal” por parte de la Secretaría de Marina, escaló Néstor Isidro Pérez Salas “El Nini”, quien dirige la célula de sicarios “Los Ninis”.
La célula criminal de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, se integra de la siguiente manera:
* Iván Archivaldo Guzmán Salazar.
* Jesús Alfredo Guzmán Salazar.
* Aureliano Guzmán Loera “El Guano”.
* “El Panu”, jefe de escoltas y coordinador de los hijos.
* Ovidio Guzmán López, hermano del fallecido Édgar Guzmán.
* Néstor Isidro Pérez Salas “El Nini”, jefe de sicarios.
* Célula de “Los Chimales”, cuyo líder “Pancho Chimal” fue abatido recientemente.
Su zona de control también es Culiacán (abarca sindicaturas como Tepuche, Aguaruto, Jesús María), Badiraguato, Mocorito, Salvador Alvarado y otras zonas serranas colindantes con Durango, como Tamazula y Topia, Durango. Tienen centro de operaciones en Mazatlán y otros municipios como Cosalá y San Ignacio.
El poder de la facción Guzmán se centra en la enorme capacidad de reacción de sus células de sicarios y en la cooptación de las corporaciones locales.
Las estimaciones de las fuentes consultadas es que los Guzmán, incluyendo al “Guano”, se quedarán con gran parte de los territorios que eventualmente pueden abandonar “Los Dámaso” tras la captura de su líder.
Otras células sinaloenses
Sin formar parte de un grupo en específico se encuentran otros integrantes del cártel sinaloense que, según la PGR, cuentan con su propia célula para operar.
Tal es el caso de los Esparragoza Monzón, encabezado por el recientemente fugado Juan José Esparragoza Monzón “El Juanjo”, bautizado por la Fiscalía federal como “El Negro” o “El Azulito”.
Con ellos trabajan criminalmente aliados independientes cuyas inclinaciones se van hacia la facción Zambada, con quien la información de inteligencia que se conoce, han tramado una amistad cercana.
A diferencia del clan de los Guzmán, altamente violento como el de “Los Dámaso”, el grupo Esparragoza se mantiene en las sombras. De “El Juanjo” se sabía que incluso circulaba libremente por Culiacán sin escoltas y acudía regularmente a restaurantes.
Del grupo de los Beltrán Leyva, las autoridades federales señalan a Fausto Isidro Flores Meza como uno de los últimos lugartenientes del diezmado clan criminal, tras la captura de Alfredo Beltrán Guzmán “El Mochomito” en diciembre de 2016, y la muerte de Juan Francisco Patrón Leyva “El H2” y su hermano junto con su célula compacta en Nayarit.
Desde agosto de 2014, “El Chapito Isidro” ha desaparecido de la actividad criminal pública.
El ascenso de un abogado
De acuerdo con la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Dámaso López Núñez cumplió 51 años el 22 de febrero.
Sus hijos son el ya conocido Dámaso López Serrano y dos adolescentes -Rocío y Martín Dámaso López Serrano- que se ocupan de estudiar. Los tres son hijos de Rocío Serrano, a quien la PGR dejó en libertad bajo las reservas de Ley, una vez que su esposo fue trasladado de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) en la Ciudad de México al penal de Ciudad Juárez. Contrario a otros capos, a “El Lic” no se le conocía fama de mujeriego.
En su último cumpleaños no había muchos motivos para celebrar con una guerra declarada contra quienes vio crecer y desarrollarse desde el año 2001, en que se integró a la organización de Joaquín Guzmán.
Según el diario ibérico El País, López Núñez se graduó de abogado en la Universidad de Occidente de Culiacán. A principios de los 90 fungió como auxiliar de ministerio público en la agencia primera de la capital, y más tarde se convirtió en titular de Ministerio Público en la Subprocuraduría Zona Centro.
Con los años llegó a la Policía Judicial, escalando puestos hasta llegar a jefe del Departamento Logístico de la Dirección de la Judicial.
En marzo de 1998 fue invitado a incorporarse al sistema federal penitenciario. Renunció a la procuraduría y mandó su solicitud y su currículum, y para marzo de ese año entró como jefe de inspección en el penal para enfermos mentales en Morelos.
Un año más tarde, en marzo de 1999, el abogado sinaloense Marco Antonio Zazueta Félix, director de los centros federales con Francisco Labastida en la Secretaría de Gobernación, lo envió comisionado como subdirector de seguridad del penal de Puente Grande, Jalisco, donde estaba recluido “El Chapo” Guzmán.
Pronto trabaron amistad y la seguridad del reclusorio federal se relajó al grado de que entraban desde dinero hasta mujeres y drogas para las fiestas. En las indagatorias de la PGR tras la fuga de Guzmán salió a relucir que López Núñez renunció el 30 de septiembre de 2000, pero volvió a visitar al capo en otras ocasiones.
De esa amistad y complicidad, según las investigaciones realizadas con motivo de la evasión, sobrevino la conversión de Dámaso en lugarteniente de “El Chapo”.
Los expedientes demuestran que por lo menos la orden de aprehensión que tenía por la fuga de Guzmán quedó sin efecto. En 2008, tras el hallazgo de más de 5 millones de dólares en una casa de seguridad a espaldas del edificio de Rectoría de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) en el sector Centro, la PGR le siguió la pista por una credencial de una organización ganadera con su nombre y su foto que fue localizada, así como una pistola con la inscripción “LIC”.
En 2009 se libró una orden de aprehensión por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita que, tras cuatro años de litigar, fue echada abajo por un tribunal colegiado. Para entonces se sabía que Dámaso era uno de los principales lugartenientes de “El Chapo”. En 2007 su padre, Dámaso López García, un ejidatario de la comunidad de Portaceli, sindicatura de Eldorado, fue electo síndico, pero en 2008 murió de un infarto.
Con los años se convirtió en un hombre imprescindible de Joaquín. A menudo “El Chapo” usaba sus ranchos para descansar y realizar reuniones de trabajo. En 2010 apadrinó a su hijo “El Mini Lic” en su enlace de bodas con Berenice Cázares.
Nadie dudaba de la alianza que existía. En 2014, con la persecución del Gobierno Federal para dar cacería a Guzmán Loera en Culiacán y capturarlo en Mazatlán, las desconfianzas se desataron.
Aunque Joaquín mandó decir a través de sus abogados que la repartición de la organización se quedaba en 50 para “Los Dámaso” y el resto para sus hijos, pronto entraron en confrontaciones.
Tras la fuga del capo de Altiplano, las relaciones se templaron. La prioridad era la protección de “El Chapo”, quien andaba a salto de mata, pero volvió a ser capturado en Los Mochis en enero de 2016. A partir de ahí, gradualmente, los Guzmán empezaron a señalar a “El Licenciado” como el artífice de la caída. Los enfrentamientos entre sus grupos de sicarios iniciaron escaramuzas durante los meses de 2016, hasta que en febrero pasado la guerra estalló frontal.
De acuerdo con fuentes de la PGR, los hijos del capo extraditado dejaron en manos de “El Guano” la mayor parte de las operaciones de la organización.