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jueves, febrero 22, 2024
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La seducción de “Un Picasso”

El telón se levanta, encienden la luz y cada rincón del escenario se ilumina. Ignacio López Tarso se encuentra sentado en una silla, en lo que simula ser un cuarto de interrogación que tiene obras de arte. La gente no detiene sus aplausos y, por un momento, esa imagen parece quedarse congelada con él en su pulcro traje blanco y mirada pícara, de quien sabe que demostrará nuevamente su trabajo actoral; aquel que a los 91 años parece intacto.

Ese es el inicio de “Un Picasso”, tras el arresto del pintor en París, cuando saliendo de comer con rumbo a una cita, dos hombre alemanes con sombreros, gabardinas y armas, lo abordan para obligarlo a ir al sitio donde tendrá que constatar la validez de tres de sus cuadros. Dirigida por Salvador Garcini, la obra se completa con Gabriela Spanic en el papel de Miss Fisher, la funcionaria adscrita al Ministerio de Cultura Alemán que quiere quemar las obras del artista español.


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Una sesión de preguntas preliminares que van desde saber su fecha de nacimiento, dirección y estado civil, comienzan la relación entre ambos personajes de ideas y humor opuesto, que los tijuanenses pudieron conocer a través de las dos funciones que ofrecieron el martes 15 de noviembre en la Sala de Espectáculos del CECUT.

Allí, en la hora programada para inaugurar la visita, las butacas se atiborraron de un público que comprobó por cuenta propia la lucidez de don Ignacio, y su agilidad para retomar sus líneas si pronunció mal una palabra o empalmó la idea. Pequeñas observaciones si se toma en cuenta que por más de una hora y media el espectáculo no para, y que su compañera -49 años menor- también las llega a tener, en ese vaivén de seducción de va de uno a otro.

Un Picasso.- Ignacio Lopez Tarso, Gabriel Spanic


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Personificada desde que llegó a los camerinos del teatro, la actriz venezolana habló con ZETA de su experiencia al compartir escenario con el primer actor: “Estoy muy contenta de trabajar con el señor porque me habían ofrecido muchas obras, pero ya cuando me dijeron López Tarso dije ‘wow’, es una escuela para mí, es una institución, es una actor de México para el mundo, en el teatro, cine y televisión. El señor me ha enseñado muchas cosas, estoy en pañales al lado de él y he aprendido mucho”.

Efectivamente, verlo es presenciar toda una lucha contra el tiempo y edad en la que él sale victorioso y deja boquiabiertos a los testigos, ya sea por su atrevimiento para improvisar, sentirse libre de reír junto a la gente,  estremecerlos o llevarlos al asombro con su coquetería, la que roza el cuerpo de Spanic o la de la palabra que involucra a todos minuto a minuto, hasta hacerlos cómplices del regalo que la vida le dio: el teatro.

A cuatro meses de su estreno, “Un Picasso” está por cumplir 200 representaciones y es la oportunidad más cercana para que la gente siga disfrutando del talento de Ignacio López Tarso, en un nuevo capítulo que suma a su trayectoria, al cual espera dar continuidad cuando actúe junto a su hijo Juan Ignacio en otro proyecto.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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