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sábado, febrero 17, 2024
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“Pequeños diablillos…”

De Trez en Trez

 


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1.- Cuando pequeño, cometí una que otra travesura y dije algunas mentiras, me escondí, me hice como “que la virgen me hablaba”, a pesar de las evidencias negué mi responsabilidad en ciertos hechos, culpé a los demás, inventé situaciones que solo estaban en mi imaginación.


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En esos tiempos, por esta región del país circulaba nada más la llamada “moneda americana”, todo se pagaba en dólares, hasta los salarios de los empleados, puro producto “gringo”, poco mexicano y el que había, tanto moneda como mercancías, casi no tenían aceptación.

Tal vez por eso me gustaron las monedas de 1, 5, 10 y 25 centavos de dólar, los llamados “pennies”, “nickles”, “daimes” y “coras”, no se diga los “Kennedys”, monedas de 50 centavos de dólar (acuñadas en honor del asesinado JFK) tanto, que a pesar de que una hermana mayor me regaló una alcancía para que yo las ahorrara, prefería hurtarlas de las alcancías que a su vez mi madre tenía colgadas de la pared de la cocina con forma de frutas y vegetales.

Cuando me compraba “con mis ahorros” algún juguete u otro artículo y me preguntaban en casa de dónde había salido, venían las mentiras: me lo encontré, me lo regalaron en la escuela, me los prestaron, apareció de repente. ¿Estás tomando el dinero de mamá? -preguntaban mis hermanos, todos mayores que yo… ¡Nooo! ¿Cómo creen? -respondía abriendo tremendos ojos y esquivando su mirada.

Carritos, trompos, valeros, yoyos, colores caros, figuras de acción, libros para iluminar, plumones de colores, artículos deportivos y otras cosas “aparecían” de pronto en mi poder, inventaba historias para justificar tales propiedades (aclaro, no me alcanzaba para una casa), negué siempre haber tomado las cosas que no eran mías, culpaba a otros de lo que yo hacía y, como no había muchos sitios donde esconderme, pues siempre me encontraban.

2.- Eso sí, en la escuela iba bien, no me gustaba copiar las tareas de mis compañeros, yo hacía la mía y, según mis maestros, estaba bien hecha; así pues, no me gustaba el plagio, por el contrario, en mis responsabilidades académicas hasta el 5º grado de primaria, se puede decir que era bastante aceptable mi desempeño, leía mucho desde entonces… hasta declamaba en cuanto festival había en la primaria (desde El Seminarista de los Ojos Negros hasta el México, Creo en Ti). La secundaria ya fue otro asunto…

Pero, durante esta etapa a la que me refiero y dada “la problemática” por la que atravesaba, unos buenos regaños de mis padres, unos grandes sustos por parte de mis hermanos (una vez simularon hablar con la policía para que vinieran por mí) y como no entendía, unos cuantos cintarazos y el paso del tiempo me hicieron cambiar mi conducta. Me quitaron “lo diablillo”.

3.- Lo bueno para mí y los que me rodeaban en ese tiempo, es que yo era menor de edad, que no tenía responsabilidad alguna, tal vez perjudiqué a alguien, pero, fueron los menos, mi propia familia. Por fortuna, no tenía a mi cargo asuntos importantes, o los destinos de millones de mexicanos, carecía de poder, es más, ni lo conocía y, por lo tanto, no lo podía ambicionar. A tiempo enderecé mi camino.

Sin embargo, existen otras personas, que nacen en el lugar y circunstancias correctas para llegar, en un momento determinado a ejercer ese poder, a tener la posibilidad de tomar decisiones importantes para los gobernados y el futuro de todo un país.

No obstante, mienten, engañan, hacen trampas, cometen errores, roban a manos llenas, son insensibles, participan o permiten actos de corrupción, gozan de impunidad, culpan a otros de sus tropelías, se dicen calumniados o blancos de campañas mediáticas en su contra, hacen “como que la virgen les habla”, creen que con disculparse o pedir perdón la libran. En suma, siguen siendo unos “pequeños grandes diablillos” a quienes les hace falta que algo o alguien les ponga un alto, a lo mejor un buen susto o unos enérgicos sopapos. Usted póngale el nombre o nombres que guste.

PD.- ¡Uf! ahora sí, “el divo de Juárez” ya descansa. Luego de las oportunistas coberturas por parte de los medios masivos y exagerados adjetivos que duraron más de una semana. Dicho sea esto sin el ánimo de restarle méritos al compositor e intérprete.

P.D.2.- A propósito de “diablos”, hasta allá mandó la candidata demócrata Hillary Clinton la invitación presidencial para visitar nuestro país. Lo de Trump más que error, fue un horror de cálculo y de prudencia política. Le digo…

Adendum.- ¡Vamos Toros de Tijuana! En la final de la LMB.

 

Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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