La historia vale la pena, pero debió haberse contado desde la perspectiva de otro director, y no de Todd Phillips, cuyo talento consiste más bien en tomar las cosas a la ligera.
Cuando la situación a desarrollar en la gran pantalla deriva de tremenda parranda en Las Vegas, como ocurrió con “The Hangover” este realizador está en su elemento, pero aquí el tema es muy distinto.
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Basado en hechos reales, aunque con una exagerada libertad creativa, el filme se concentra en las fechorías de David Packouz (Miles Teller), un masajista de Miami, y Efraim Diveroli (Jonah Hill), un amigo de infancia con el que se topa en un funeral.
Ahí comienza esta relación a partir de un “negocio” que no es legal, pero tampoco ilegal: la venta de armas.
Diveroli comenzó adquiriendo armas confiscadas por la Policía, luego consiguió listas oficiales del Pentágono de posibles ventas en el extranjero que las empresas más fuertes no suelen considerar y ahí vio la luz. Sin embargo, necesitaba un cómplice para expandir el tráfico de toda clase de rifles y demás. Ahí es justo cuando la inconformidad del joven Packouz con su vida -y su estabilidad económica- le quedan como anillo al dedo.
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Y entonces el resultado está en Irak, con un cargamento que sacará a este par de transas de la pobreza. Al menos esa es la promesa y el punto de partida para un juego aún más peligroso donde la avaricia y los sueños de grandeza de Diveroli son verdaderamente contagiosos.
El problema es que sabemos qué es lo que sucede en la mente de estos dos personajes porque nos lo dicen, lo que significa que con palabras se resuelve el conflicto que en lugar de describirse debería sentirse, sobre todo cuando hay una guerra de por medio que se quiere exponer de mala manera con sentido del humor. En qué estaba pensando Phillips, si es que alguna vez lo hizo mientras duró el rodaje.
En consecuencia ninguno de los dos histriones aprovecha su probado talento porque los roles protagónicos que tuvieron en sus manos se quedaron a nivel potencial, es decir, nunca se desarrollaron a cabalidad ni siquiera en papel.
De esta manera la cinta termina siendo la oportunidad perdida tanto para los involucrados en hacer esta película, como para los que fuimos al cine a perder dos horas de vida. *
Punto final.- Cómo han hecho cardiaco el estreno de “Star Trek Beyond”.
