Un niño de cinco años de edad, llamado Omran Daqneesh, fue rescatado junto a tres de sus hermanos (de 1, 6 y 11 años, respectivamente), además de su madre y padre, de los escombros de un edificio de apartamentos en Alepo, Siria.
La imagen de Omran, sentado en la ambulancia con su rostro ensangrentado y cubierto de polvo, dio la vuelta al mundo. No llora, no grita, permaneció en silencio a pesar de los gritos y del caos a su alrededor. El pequeño está aturdido.
Mahmoud Raslan, fotoperiodista de la agencia estadounidense AP, fue quien captó la dramática fotografía del menor, cubierto de polvo y con sangre en su rostro, rescatado de los escombros tras un devastador bombardeo.
El niño fue llevado a un hospital conocido como #M10″, luego de un bombardeo contra el barrio rebelde de Qaterji. A pesar de lo espeluznante de la imagen, el menor solo tenía heridas leves, por lo que fue dado de alta.
Además, ninguno miembro más de su familia resultó herido, sin embargo, el edificio de departamentos colapsó poco después del rescate.
Tras el ataque se reportaron ocho muertos, entre ellos cinco niños, un saldo diario, casi normal, en la guerra siria donde han muerto casi medio millón de personas desde que comenzó la revolución para derrocar a Bashar al-Asad, en 2011.
En un video publicado ayer por la noche por el Centro de Prensa de Alepo (AMC, por sus siglas en inglés), se puede observar a un hombre sacar al niño de la caótica escena, para después llevarlo a una ambulancia, donde luce confuso y con los ojos perdidos.
El niño se pasa su mano sobre la cara ensangrentada, mira sus manos y las limpia en el asiento anaranjado de la ambulancia. La imagen de Omran ha sido comparada con las del niño sirio cuyo cuerpo fue encontrado en una playa de Turquía.
Alepo es la mayor ciudad de Siria, capital de la provincia homónima. Cuenta con una población de unos 2 millones 132 mil habitantes, lo que la convierte en la ciudad más poblada del país, dejando en segundo lugar a Damasco, su capital.
Desde hace varias semanas la ciudad siria es blanco de intensos combates entre los rebeldes y las fuerzas leales a Al Assad, que cuentan con el apoyo de Rusia.
Como consecuencia, las zonas dominadas por los rebeldes quedaron literalmente aisladas con dos millones de civiles, entre los que se calcula que hay al menos cinco mil niños, atrapados sin comida ni medicamentos y esperando con terror que una bomba no les caiga encima.
Save the Children denunció la pasada semana un aumento de los ataques contra los colegios en las ciudades de Idlib y Alepo, en el norte de Siria, donde los bombardeos y enfrentamientos entre las facciones se han intensificado en los últimos meses, dejando a decenas de menores sin acceso a la educación.
Según la ONG, seis colegios habían sido atacados en apenas siete días, lo que provocó la muerte de varios niños y profesores.
Ayer, el enviado especial de la ONU a Siria, Staffan de Mistura, denunció que ningún convoy humanitario ha podido entrar en el último mes en áreas sitiadas por el gobierno o grupos rebeldes en Siria, como el caso de Alepo, donde dos millones de civiles necesitan que las partes que combaten acuerden una tregua humanitaria de al menos 48 horas para recibir ayuda vital.