De acuerdo con la agencia española EFE, el arma ligada al operativo Rápido y Furioso, hallada en el el escondite del narcotraficante Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, cuando fue recapturado el pasado mes de enero en los Mochis, Sinaloa, tiene capacidad para derribar helicópteros.
El arma en cuestión es un fusil calibre 0.50, una de las 19 armas de fuego recuperadas del lugar tras el arresto del capo.
El fusil de Rápido y Furioso estaba en poder de los guardaespaldas de “El Chapo”, a quienes este enviaba a lo alto de colinas de la ciudad para que vigilaran la llegada de helicópteros de las autoridades y los derribasen.
Rápido y Furioso fue un programa desplegado por agentes federales de Estados Unidos entre 2009 y 2011, que consistía en permitir a los criminales comprar armas de fuego en Arizona, con el objetivo de que estas pudiesen ser rastreadas a través de la frontera con México y ver en manos de quién terminaban.
Sin embargo, los agentes perdieron la pista a 1,400 de las 2 mil armas involucradas en la operación, una de las cuales es el rifle encontrado en la guarida del narcotraficante, según confirmó ayer el Departamento de Justicia de Estado Unidos a través de una carta dirigida al Congreso de aquel país.
A principios de enero, Guzmán llegó a la ciudad de Los Mochis, a una casa donde las autoridades habían localizado a uno de los hombres que ayudó a cavar el túnel por el que escapó “El Chapo”.
Durante semanas equipos de construcción trabajaron en la casa. Las llamadas interceptadas por las autoridades federales, indicaban que alguien importante estaba por llegar. La última pista fue una orden de comida, dijeron oficiales mexicanos al The New York Times.
A la medianoche del 8 de enero, un hombre que manejaba una camioneta blanca, un vehículo con las mismas características del que manejaban los ayudantes del líder narco, recogió una enorme orden de tacos.
A las 4:30 de la madrugada, 17 militares de las Fuerzas Especiales de la Marina mexicana irrumpieron en la casa, con el apoyo de 50 soldados que estaban a cargo de la vigilancia, y de revisar el sistema de drenaje dentro y fuera de la casa.
En la vivienda se generó un intercambio de disparos, en el que varios de los sicarios del narcotraficante perdieron la vida.
La casa contaba con “trampas” diseñadas con el objetivo de resguardar a “El Chapo”. Una de ellas era una salida detrás del espejo de un armario, la utilizó para escapar cuando se iniciaba el intercambio de disparos.
Dos horas después del inicio de las operaciones, la casa se encontraba en poder de las fuerzas armadas. Allí los uniformados encontraron dos túneles, uno debajo del refrigerador el cual era falso y sólo servía para confundir a las tropas que avanzaban, y el que estaba en el armario, el cual se activaba con un interruptor, por donde Guzmán escapó.
Sin embargo, en esta oportunidad las autoridades volvieron a recapturar al narco, quien pudo huir junto a “El Cholo” por un corto lapso de tiempo, y fue enviado, nuevamente, al penal de máxima seguridad de El Altiplano y ahora enfrenta la posibilidad de ser extraditado a Estados Unidos.