Para Empezar
El pueblo en general no puede creerlo, pese a la seguridad con la que repiten -al punto del hartazgo-, el Presidente Enrique Peña y sus secretarios, eso del éxito que significa para el desarrollo de los mexicanos la aprobación de las Reformas Estructurales.
Sin importar las peroratas de tono esperanzador, cada vez que hay un nuevo anuncio oficial relacionado con los problemas torales del país, llámese seguridad, educación, economía y finanzas -por mencionar algunos-, la incertidumbre crece, porque cuando los expertos opinan respecto a las decisiones gubernamentales, pareciera que los ciudadanos electos o designados para regir la vida de los mexicanos, no tuvieran la menor idea de lo que están haciendo con el país, y eso es espeluznante.
Ahí están las decenas de discursos que refieren las bondades de la Reforma Educativa y sus presuntos avances, pero la Federación no termina de controlar a los disidentes. Vamos, ni siquiera cumplir en tiempo con los pagos de sueldos, interinatos o jubilaciones. Como un pequeño ejemplo de los que inundan el país, en Tijuana los más de 7 mil alumnos de las escuelas de la Zona Este tienen más de dos semanas sin clases porque llevan meses sin pagar los interinatos de casi 500 maestros ¿Pues qué se hace con el dinero? Con el recorte anunciado de más de 32 mil millones al presupuesto de 2016, de la calidad en la educación, mejor ni hablar.
Además, está la obligación de iniciar un Nuevo Sistema de Justicia Penal que privilegia los derechos de los presuntos delincuentes por encima de los de las víctimas, que debe iniciar en junio de este año, cuando la Federación no ha aportado los recursos para que el personal necesario sea contratado y capacitado.
Y qué se puede decir de un Estado que intenta ocultar el delito más obvio y reconoce apenas 54 mil 454 homicidios violentos en 36 meses, cuando en un cruce de información procedente del INEGI, los servicios e institutos forenses, las procuradurías y Secretaría de Seguridad de los Estados, ZETA pudo contabilizar 65 mil 209. De hecho al corte de enero de 2016, tras 38 meses de gobierno, los peñistas apenas admiten 57 mil 651 homicidios.
Y para justificar las fallidas estadísticas con los que respaldan las supuestas mejoras en las condiciones de inseguridad del país, responsabilizan a los gobiernos estatales por ser quienes les proporcionan las cifras. Señores, más de 10 mil muertos no se pueden, no se deben esconder bajo la alfombra para mejorar con mentiras una imagen pública.
Sin embargo, vale destacar que la administración peñanietista sí ha logrado que la mayoría de los mexicanos consideren las condiciones de inseguridad una preocupación secundaria, pero solo porque las decisiones en materia económica han generado que se afecte el poder adquisitivo de todos y cada uno de los ciudadanos, de ese terrorismo financiero ni un solo mexicano se ha podido salvar y la afectaciones son escandalosas.
Más mexicanos ingresaron a los cinturones de pobreza extrema, en la economía dolarizada los sueldos perdieron su valor un 50 por ciento, el precio de la canasta básica aumentó en un 30 por ciento. La población está alarmada, atemorizada, aterrorizada, ya que se está generando un gran daño a sus economías, y a la economía nacional.
Finalmente lograron que después de varios meses, con el dólar reportando valores máximos históricos, frenara su ascenso. Pero resulta que lo hicieron con dólares que ya no son de las reservas de los mexicanos, sino de los que pidió prestado el ex Presidente panista Felipe Calderón, lo que significa que los debemos, y usarlos ni siquiera hará que el valor del peso regrese a los 16 pesos por dólar que tenía antes de iniciar su escalada.
Los funcionarios federales también anuncian recorte que evidentemente afectarán la inversión y generación de empleo en todo el país, mientras el Informe de Fiscalización de Cuenta Pública 2014, recién presentado por la Auditoría Superior de Fiscalización, demuestra que siguen siendo incapaces de controlar los malos manejos de miles de millones de pesos de recursos federales y la sustracción ilícita de los mismos, que terminan en manos de funcionarios estatales y federales o de sus compadres, parientes y amigos, sin beneficiar o llegar a los ciudadanos.
Apenas estamos a mitad de un sexenio que para los mexicanos ha sido de bajada. Para los peñistas se terminó el período de aprendizaje, a estas alturas están obligados a tomar conciencia que más allá de la estabilidad de las finanzas mexicanas en el entorno internacional, y de las condiciones privilegiadas que les permiten sus sueldos, la mayoría de los mexicanos no puede atender incluso sus necesidades básicas, y en su campaña electoral prometieron que resolverían ese problema.
Con solo tres años por delante están obligados a dejar de reaccionar, de dar palos de ciego, y empezar a demostrar que realmente saben qué hacer con el país.