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viernes, mayo 10, 2024
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Benemérito de las Américas

Estaba el niño sentado tocando su flauta un día, las ovejas  a su lado, soñando se divertía.   ¿Y qué soñaba el pequeño? Se soñaba con los héroes de los libros, con cariño Pensaba en leyes mejores.   Al quedar huérfano el crío la suerte le había cambiado, fue adoptado por su tío, al estudio encaminado.   Tenía una gran biblioteca y Benito embelesado con su mente de tolteca los libros se habían cruzado.   Mientras esto acontecía en país de la abundancia un pastorcito crecía, era rutina su andancia.   Día tras día los estudiaba, de ovejas ni se acordaba, tantos libros devoraba, su vida se transformaba.   Contienen un don especial, algunos libros ofrecen, no los mancha ni un comercial, al intelecto enaltecen.   Artífice de su tiempo, ejemplo de un ciudadano abnegado en el momento, renunciado a lo mundano.   ¡Benito Juárez García!, se escribe con letras de oro, gran mexicano nacía en país que era un emporio.   En tiempos del porfiriato, sociedad de alto linaje, progresaban de inmediato, iban y venían de viaje.   Gobernantes extranjeros se financiaban las tierras con repartos lisonjeros en tregua de nuestras guerras.   La Iglesia en aquellos tiempos no está exenta del pillaje, le favorecían los vientos, nativos sufrían de ultraje.   Si al inquisidor gustaban las tierras de un heredado, de ser hereje acusaban, las leyes, tenían candado.   Comerciante acaudalado era el patrón de la hacienda, gobernantes a su lado con hectáreas y vivienda.   Vivía de esclavo el mestizo, era la fiel servidumbre, dormían en el cobertizo, españoles en la cumbre.   Logrando alcanzar sus metas en tiempos tan delicados encontró en las leyes retos a sus pueblos marginados.   Cuando llegó a ser Ministro, Suprema Corte acotaba, les descifraba el misterio que a las leyes le colgaban.   ¡Abolición de esclavitud! prohibición del servilismo, la libertad como virtud, ¡libró al pueblo del abismo!   Lo nombraron Presidente, su investidura aclamando ¡educación laica al frente!, con su pluma había plasmado.   Regresar tierras al pueblo, a la Iglesia había ordenado, Pero faltaba lo bueno: ¡al Palacio transformado!   ¡Respeto entre las naciones!, igualdad entre los hombres, los conminó con razones, derecho ajeno, en sus nombres.   Fueron muy buenos ideales, ¡abolió la pena de muerte!, hoy no caben en penales, están bien gordos y fuertes.   En su tiempo fue importante el viraje en nuestras leyes, pero hoy las mafias, rampantes ¡y gobernantes, como reyes!   ¿Cómo el criminal sí puede? Ejercer pena de muerte, abran su mente, pues deben: ¡a Don Benito, su suerte!   Joel Vizcaíno Parra Tijuana, B. C.  


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Redacción Zeta
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Redacción de www.zetatijuana.com
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