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domingo, febrero 18, 2024
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Almudena Grandes: “Esto no va a parar hasta que la droga no se legalice”

Aunque no participará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la célebre autora española ofreció a México una gira por diversas ciudades para presentar su más reciente novela “Las tres bodas de Manolita” (Tusquets, 2014) de la serie “Episodios de una guerra interminable”. De manera tal que a finales de octubre y principios de noviembre de 2014, Almudena Grandes (Madrid, 1960) recorrió algunas ciudades como México, Puebla y Oaxaca donde compartió con sus muchísimos lectores algunas conversaciones y, por supuesto, presentó su más reciente narrativa. “Las tres bodas de Manolita” es la tercera novela de la saga de seis entregas titulada “Episodios de una guerra interminable”, inaugurada en 2010 con “Inés y la alegría”, que por cierto mereció tres distinciones: Premio de la Crítica de Madrid, Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y Premio Sor Juana Inés de la Cruz; la segunda obra fue “El lector de Julio Verne”, elegida por los lectores de El País como el mejor libro del año 2012. “Las tres bodas de Manolita” es una excelsa novela de personajes pequeños pero entrañables de la vida cotidiana de la España de la posguerra donde Manolita, de 18 años, con su padre y madrastra encarcelados y su hermano escondido, tiene que lidiar con su hermana Isabel y tres pequeños más. —En “Las tres bodas de Manolita” cuenta cómo y cuándo la escribió, pero no dice cómo surgió la idea de escribir “Episodios de una guerra interminable” antes de que empezara a escribir “Inés y la alegría”… “Bueno, es una larga historia, te diré: Porque realmente todo esto viene de la novela anterior que es ‘El corazón helado’. Cuando yo empecé a escribir ‘El corazón helado’, que es una novela sobre el presente pero, que trataba de explicar lo que sentimos los españoles de mi generación, que siempre llevamos como una mochila con el peso de la memoria de nuestros abuelos, de todas las cosas que no sabemos, de todo lo que no nos han contado; yo quería escribir una novela sobre esa sensación, de por qué nos pesa tanto el pasado. “Cuando empecé a escribir esa novela yo estaba convencida de que con lo que yo sabía de la historia contemporánea de España era suficiente, porque yo estudié Historia en la Universidad, y bueno, porque pensaba que era suficiente. “Entonces decidí leerme un par de libros para refrescarme un poco la memoria y descubrí que lo que yo sabía sobre la Guerra Civil era nada. O sea, yo creía que era bastante y era muy poco; me enganché a la historia contemporánea de España como se engancha a los niños a los videojuegos; o sea, me leía un libro que me obligaba leerme cuatro libros, que luego me obligaba a leerme cada uno de ellos otros cuatro libros y así sucesivamente, entonces durante muchos años, pues yo creo que casi 10, solamente he leído cosas que tenían que ver con esa historia de mi país. “He leído historia, he leído novelas, he leído de todo, de todas las épocas, de todas maneras; y yo no leía en principio para encontrar argumentos, porque ya tenía una novela para escribir que era ‘El corazón helado’, que además tardé cuatro años en escribirla. “Yo leía para intentar comprender dos cosas: Primero, para comprender lo que había pasado; segundo, para comprender por qué yo había creído que lo sabía todo y luego resulta que no sabía nada; y en ese proceso, que fue muy largo, me fui encontrando con una serie de historias, o mejor dicho una serie de historias que me fueron encontrando a mí, que a mí me parecía que tenía mucho desarrollo, que tenía muchas posibilidades, pero no sabía qué hacer con ellas; porque como ‘El corazón helado’, yo quería contar la segunda generación del exilio, yo no podía contar al mismo tiempo la segunda generación del exilio y la posguerra al interior porque eso había sido eterno. “Entonces, bueno, pues esas historias que me fueron gustando las fui guardando, las fui apuntando en un cuaderno porque yo soy mucho de cuadernos, y realmente no sabía muy bien qué hacer con ellas; acabé ‘El corazón helado’ y no sabía qué escribir, y luego un año y medio después, en 2008, pues de repente, yo suelo decir que después de estar un año y medio equivocándome, en un minuto y medio acerté, ¿no? Es decir, que lo que yo tenía que hacer eran novelas, que es lo que sé hacer y me di cuenta que si ponía esas historias en una mesa idealmente serían seis. “Había más historias en mi cuaderno, pero yo podía usar unas determinadas para escribir seis novelas que me permitieran ir del año 39 al año 64, y que tuvieran una coherencia cronológica y que todas me permitieran contar la historia que yo quería contar, que era no la de los vencidos, sino la de los resistentes, la de los vencidos que dijeron que no. Entonces, me puse manos a la obra y ya voy por la tercera que es ‘Las tres bodas de Manolita’”. — ¿Por qué una serie de seis episodios relacionados con la guerra civil española y el franquismo y no títulos aislados o no pensados como la totalidad de una obra? “Bueno, quizá porque Benito Pérez Galdós ha sido el escritor que más me ha influido, primero como lectora y luego como escritora, entonces cuando decidí que yo con esas historias tenía que hacer novelas, bueno, pues el modelo de los episodios, Benito Pérez Galdós estaba muy cerca para mí; era muy útil y pensé que era muy buena idea hacer esto, aunque estas novelas son una serie en el mismo sentido que los episodios de Galdós; es decir, son una serie porque comparten el mismo espíritu y porque comparten personajes, pero son novelas que empiezan y terminan, no son parte de una historia, son novelas que se pueden leer por separado”. — ¿Por qué fincar su obra en torno a la guerra civil española y el franquismo? “Bueno, el hecho de escribir sobre la posguerra tiene una explicación fácil de comprender, y es que, bueno, en ese proceso que yo te contaba antes de inmersión en la historia reciente de España, pues yo de repente encontré que los españoles vivíamos encima de una mina de oro, o sea que estábamos pisando una mina de oro y no lo sabíamos, porque la historia de la resistencia contra el franquismo es una historia que no se ha contado jamás. “Entonces, debajo de los pies había un montón de héroes, de villanos, de aventuras maravillosas que apenas eran conocidas, ¿no? Solamente eran conocidas en pequeños círculos, entre los historiadores que habían estudiado aquel período; para mí eso fue como un tesoro, fue muy irresistible a la tentación de contar cosas que nunca se habían contado. “Pero, además, aparte del impulso literario que supone eso de decir encontrar un tesoro y lo voy a explotar, este proyecto a mí me permitía satisfacer también un impulso moral, ¿no?, porque realmente en otros países donde la resistencia duró cinco minutos, como en Francia, está lleno el país de monumentos y de recuerdos de los resistentes; en España la resistencia contra el franquismo duró 37 años y no existe, porque la dictadura evidentemente no la reconoció. “Pero luego cuando llegó la transición, como la democracia española se fundó como se fundó, y fue como una especie de milagro que hicieron cuatro padres de la patria para todos nosotros por nuestro bien, y fue como que todos cerrábamos los ojos y dábamos un paso adelante, pues entonces realmente no encajaba bien en ese aspecto de proceso maravilloso que miles de españoles se hubieran jugado la vida durante tantos años, tampoco se cuenta esa historia; entonces a mí estos libros me dan la oportunidad también de hacer visible una parte de la historia reciente que no lo es, e incluso de decir, bueno, que la democracia española nunca les había dado las gracias, yo les doy las gracias”. —Luego de “Las tres bodas de Manolita”, ¿en qué etapa se encuentra la escritura de toda la serie “Episodios de una guerra interminable”? “Estoy empezando la cuarta, he empezado a escribirla, la he dejado para venir a México, que es una novela completamente distinta. Si ‘…Manolita’ es distinta a las dos primeras, porque ‘Inés y la alegría’ y ‘El lector de Julio Verne’ son novelas de guerrilla, y ésta es una novela de personajes corrientes y de supervivencia alrededor de una cárcel; pues la cuarta es como una novela de espías porque el hecho histórico en el que se basa, es una trama de evasión de criminales de guerra y de jerarcas nazis que operó entre Madrid y Buenos Aires después de la Segunda Guerra Mundial, ése es el hecho histórico que yo voy a contar”. — ¿Cuándo estará lista la cuarta entrega, “Los pacientes del doctor García”? “Huy, no lo sé, llevo diez días escribiéndola, no tengo ni idea, yo creo que hasta el 2017 no va a salir, es que yo soy lenta”. — ¿Cuándo piensa terminar toda la serie de seis novelas? “De verdad que no tengo ni idea, si ‘…García’ sale en el 17, a lo mejor en el 22 o en el 23, pero no es seguro. Estoy contenta, lo vivo como una cosa muy afortunada, primero porque tengo trabajo adelantado para un montón de tiempo y ya se sabe que lo peor que le puede pasar a un escritor es no saber qué va a escribir”. — ¿En los intermedios de estas novelas de la serie tiene pensado escribir alguna otra obra de creación literaria? “Hasta ahora no, excepto la habitual, escribo columnas de opinión para el diario El País todas las semanas, y publico unos artículos literarios que son como cuentecitos en el suplemento en El País Semanal cada quince días; para mí el columnismo es como una especie de recurso que me permite mantener el contacto con la realidad, y criticar, mirar hacia lo que está pasando ahora mismo; y hasta ahora no lo he hecho, ahora voy a escribir el cuarto; pero no descarto hacerlo, o sea que si en algún momento yo siento que tengo que escribir una novela contemporánea o de otro tipo entre dos episodios lo haré y no pasará nada, y luego retomaré la serie”. —A propósito de “lo que está pasando ahora mismo”, ¿qué puede decirnos de la delicada situación que vive México tomando en cuenta los 43 estudiantes desaparecidos del estado de Guerrero? “Me parece desolador. Me parece una cosa tristísima, yo creo que la violencia que está soportando México es injustísima, igual que la que soportó Colombia hace unos años. “En el caso concreto de los estudiantes desaparecidos creo que hay un elemento que a mí personalmente me duele más, que significa traspasar una raya roja: En un país donde hay violencia y hay delincuencia organizada, bueno pues se sabe que la delincuencia organizada ordena crímenes y es espantoso. “Pero aquí, el hecho de que un alcalde (José Luis Abarca) electo democráticamente, del PRD o sea de un partido de izquierda, haya estado directamente señalando con el dedo diciendo ‘elimínenme a estos estudiantes que me están molestando’, eso me parece que es cruzar una raya roja, porque el problema es que aquí el poder político en Iguala, en este lugar concreto, no digo en todo el país, se ha comportado como un capo del narco, entonces, me parece desolador y me parece tristísimo e injustísimo”. —Finalmente, en México la cantidad de homicidios dolosos supera los 20 mil al año, mientras que en España la cantidad no rebasa los mil anuales; por ejemplo, en 2013 sucedieron, según datos oficiales, 302 homicidios intencionales y 364 en 2012…  Si en un país como España, Francia o Alemania sucedieran más de 20 mil homicidios al año sería un escándalo… “Sí, (en España) no llegamos a mil. ¿Qué me parece? Pues me parece dramático. Ahora, si quiere que le diga la verdad y que sea completamente sincera con usted, se la voy a decir: Yo creo que el gran problema de todo esto es que la droga es ilegal; entonces, si en nombre de no se sabe qué humanismo, y en nombre de no se sabe qué co-región política, en nombre de no se sabe qué garantías sanitarias se mantiene como ilegal una sustancia que causa miles y miles de muertos al año en Latinoamérica y otras partes del mundo, evidentemente estamos haciendo un negocio muy malo. “Yo creo que es evidente que esto no va a parar hasta que la droga no se legalice; entonces, que la droga se legalice ya no es cuestión humanitaria por lo que tiene que ver con la vida de los drogadictos o con el dinero que genera; no, es que ya tiene que ver con la cantidad de muertos que los cárteles de la droga provocan cada año y con la infiltración intolerable de estos cárteles en la vida política de países como México, donde hay estados donde parece que, como pasó en Colombia antes, son los cárteles los que gobiernan; me parece que esto es intolerable, esto no es sostenible y que es muy injusto, y que mientras la droga no se legalice va a seguir pasando”.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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