ESPERÁNDOLO. Fernando Benítez Álvarez representa la defensa de Andrew Tahmooressi, el ex marino de los Estados Unidos preso en Baja California después de intentar introducir a México tres armas de fuego y cientos de cartuchos útiles. Benítez es recordado por haber sido parte de los auxiliadores legales de Jorge Hank Rhon, detenido por el Ejército Mexicano y liberado días después en junio de 2011, tras la acusación de acopio de armas, las mismas que fueron encontradas en su residencia por elementos militares. En fin, el abogado tijuanense se comunicó vía telefónica con Inés García, editora y reportera de ZETA agredida el 9 de julio por Len Newcomb y el escolta Antonio “Tony” Pérez, dos hombres norteamericanos en estado de ebriedad que se identificaron como parte de la defensa de Tahmooressi, quienes se presentaron en la audiencia del ex marino en los Juzgados federales en compañía del propio Benítez. El caso es que cinco días después de la agresión, el defensor de Andrew Tahmooressi explicó a García que su llamada tenía un tono más personal, lo hacía “como caballero”, pues le parecía un hecho artero la agresión hacia una mujer. “Si los vuelvo a ver, les voy a prohibir que se acerquen a todo lo que tenga que ver conmigo, porque son personas con las que yo no quiero estar asociado”, dijo de los estadounidenses. Luego de “expresar su solidaridad” en la llamada, el abogado prometió entregar un escrito personal y cerrado para la periodista, donde se deslindaría y explicaría la situación. Y bueno, es hora -18 días después- que tanto García como esta redacción, siguen esperando la considerada respuesta del caballeroso abogado. ABOTAGADO. Imposible decidirse si reír o llorar ante la “propaganda” -por cierto muy adelantada- que David Enrique Arceo Moreno envía desde su cuenta de correo personal. Según se aprecia, el panista se promueve para la diputación local del Distrito 16 por sus propios medios. Bueno, ni tan propios. Prácticamente desconocido, Arceo utiliza sus horas laborales (según confirman los correos que envía) para divulgar su fotografía y su corto currículo en vías de la diputación de 2015. Aparece abotagado y en fotografías cubiertas de filtros cursis: “Trabajando juntos”, se puede leer. David Enrique es empleado de la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, de acuerdo al portal de Transparencia, devenga 22 mil 300 pesos por ser “dictaminador sanitario” en Tijuana y, ya encarrilados, promover su gruesa figura. VEINTICUATROS. Era casi imposible ignorarla, dejar de verla. Raro ver a alguien en el súper, llevando cervezas y licores como si el mundo fuera acabarse. El carrito del mercado en el Soriana de Tecate, repleto de veinticuatros, botanas y más medios para hacer una noche en grande. CUENTAHILOZ se encontró a Marina Calderón Guillén, regidora de aquel municipio en esas condiciones. Todavía con la camiseta oficial del Ayuntamiento y del partido Movimiento Ciudadano, que la llevó a su despacho en el Cabildo y al que pertenece. Calderón se enfiló la noche del viernes 25 de julio para pagar toda su mercancía y desaparecer del lugar. No estaría de sobra un poco de disimulo, regidora.