Pese a los esfuerzos de Fernando Castro Trenti por hacer creer que el cargo diplomático que le ofrecieron está en “veremos”, su mudanza al país de la Patagonia ya no tiene vuelta atrás. Será cosa de días para que el ex candidato a gobernador tenga que admitir su destierro forzado. Sus cercanos lo saben y son constantemente llamados a reuniones de despedidas, como la de hace unos días en la ciudad de Tecate. Después de la derrota electoral, Castro cambió su modus operandi, redujo el grupo, cambió de seguridad, bajó de perfil. Pero aun así, lo repite constantemente. Se va, pero regresará para, de nuevo en seis años, postularse a gobernador.