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miércoles, febrero 21, 2024
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San Barreto

Sí el Papa Juan Pablo II tuvo el suyo, por qué Gregorio Barreto no. Un monumento hecho de miles y miles de llaves recolectadas por sus fieles. Fundidas y moldeadas a la forma griega e ideal. Esa es la nueva meta de los deudos del finado empresario y político muerto por un colapso cardiaco hace más de un año en Tijuana. La idea, en el buen sentido, es construir un busto enorme del buen Barreto. Elevarlo y eternizarlo en una estatua de bronce. De hecho ya se recolectan miles de llaves en el “Barretal”, su guarida en vida. La colecta es encabezada por Arturo Aguirre, director de Calfia. La justificación de semejante condecoración, asegún, es que el ex diputado local del Partido Revolucionario Institucional fue siempre misericordioso con los y las que le agasajaron, cariñoso y sensible, pues. Por ejemplo, y solo por recordar el tamaño de su caridad: un grupo operativo de la Policía Estatal Preventiva alguna vez le marcó el alto. Una camioneta tan ostentosa llamó la atención. Barreto se identificó pero los agentes estatales continuaron. La búsqueda dio frutos: un arma de fuego. Y no cualquiera. Barreto fue secuestrado y mutilado por sus captores. ¿Qué arma habrá sido? Lo suficientemente comprometedora para que Barreto estuviera agradecido con que lo dejaran ir sin ser puesto a disposición de un Ministerio Público. Y así fue. Barreto se zafó. A los días, lo que siguió es digno de no creerse: Barreto mandó una calafia al uniformado en agradecimiento. Sí, una calafia para que la “trabajara” y que, incluso, hasta la fecha sigue en circulación. Así que cualquiera que niegue el lado magnánimo del extinto diputado, cometerá casi una profanación imperdonable.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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