Ni cuando era fiscal general de Baja California -o fiscal compadre-, Guillermo Ruiz Hernández se atrevió a tanto con quien por entonces era gobernador, Jaime Bonilla Valdez.
Ante tal despliegue de poder, los pick-ups de la FGE, de la GESI y la treintena de agentes, el Ayuntamiento respondió igual. Policías municipales acudieron a resguardar las instalaciones donde se encontraba Zulema.