La historia cuenta que en México se instituyó el “Día de la Madre” el 10 de mayo de 1922, como reacción de carácter conservador en oposición al movimiento feminista de Yucatán que desde 1916 promovía los derechos sexuales y reproductivos, la planificación familiar, el voto y que la maternidad no debía ser una obligación. Desde aquella fecha se divulgó con intensidad el estereotipo de la mujer abnegada, sumisa y sacrificada, como ejemplo de la “buena mujer” a la que le hace feliz recibir una plancha, una lavadora o un juego de ollas.