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lunes, febrero 19, 2024
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Resignificar el Día de las Madres

La historia cuenta que en México se instituyó el “Día de la Madre” el 10 de mayo de 1922, como reacción de carácter conservador en oposición al movimiento feminista de Yucatán que desde 1916 promovía los derechos sexuales y reproductivos, la planificación familiar, el voto y que la maternidad no debía ser una obligación. Desde aquella fecha se divulgó con intensidad el estereotipo de la mujer abnegada, sumisa y sacrificada, como ejemplo de la “buena mujer” a la que le hace feliz recibir una plancha, una lavadora o un juego de ollas.

Y aunque casi nadie cuestiona la celebración y reconocimiento de las madres cada décimo día del quinto mes, sí hemos muchas que aprovechamos el “Día de las Madres” (en plural porque hay diferentes formas de serlo) como oportunidad para una nueva reflexión sobre la maternidad y las condiciones que prevalecen en nuestra sociedad.


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Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que en México tres de cada cuatro hijos de padres separados no reciben pensión alimenticia, aunado a la ausencia emocional de muchos padres que están presentes, pero ausentes en casa; es decir, desobligados de las responsabilidades de atender a sus hijas e hijos de manera integral.

En México algunas entidades federativas, como el estado de Chiapas, o la Ciudad de México, han buscado formas de incentivar a que se cumpla con la pensión alimenticia; tal es el caso de la integración del Registro de Deudores Alimentarios Morosos (REDAM), es una base de datos sobre las personas que no están cubriendo sus obligaciones en esta materia. Esta herramienta sirve para verificar el historial del deudor alimentario y puede ser consultado por empresas para el condicionamiento de créditos o empleos. Una vez que el deudor alimentario aparece en ese registro, puede salir de él en cuanto cumpla con sus deberes y repare el daño.

Sigue siendo urgente erradicar la cultura androcentrista. Esto no debe interpretarse como una lucha contra los hombres, sino como una búsqueda por favorecer el bienestar de la sociedad en su conjunto, la igualdad es base de la vida con dignidad. Los hombres también son afectados por el machismo que les impone una forma de vivir su masculinidad muchas veces alejada de sus propios sentimientos y afectos. Desde el patriarcado se ha instaurado la idea que las mujeres deben quedarse en casa para atender a sus hijas e hijos y a sus esposos, renunciando a cualquier otro proyecto de vida distinto al de ser madres y cuidadoras, lo que las priva -en bastantes ocasiones- de autonomía.


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El discurso romantizador o estigmatizador de la madre jefa de familia invisibiliza las estructuras sociales injustas que excluyen y oprimen a las mujeres; es necesario garantizar el pleno desarrollo de las mujeres a través de la implementación de políticas públicas que protejan sus derechos humanos y replantearnos el ejercicio de la maternidad en nuestra sociedad bajo una perspectiva de género.

Desde que inició la pandemia, el 54% de las mujeres mexicanas dedica más tiempo a estas dobles labores en el trabajo y además en los cuidados de los niños, mientras que el 45% de los hombres también vio aumentar la carga de trabajo y crianza, según la Encuesta de Evaluación Rápida sobre el Impacto del COVID-19 (Enericov-2020), realizada en conjunto por el Instituto Nacional de la Mujeres (Inmujeres) y la Entidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres).

En contraste, el 44% de los hombres dijo que se redujo el tiempo que dedican a cuidar a los niños y trabajar, mientras que solo el 35% de las mujeres percibió que sus labores se redujeran.

Lamentablemente se tiende a estereotipar la función materna desde el sacrificio y la entrega hacia los demás, buscando olvidarse de sí mismas, y esas cifras son prueba de lo que en esta crisis socio-sanitaria implica ser madre.

La labor que realizan las mujeres madres es de reconocerse, de admirarse, de aplaudirse y de apoyarse, pero también es importante promover su desarrollo personal, su realización y plenitud. El empoderamiento de las mujeres y el respeto de sus derechos humanos deben ser temas transversales y prioritarios en toda agenda pública.

En medio de la pandemia que vivimos y en pleno mes de celebraciones para las mamás, más acciones afirmativas para las mujeres madres y menos planchas y cazuelas.

 

Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California.

Correo: melbaadriana@hotmail.com

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