La complicidad, el apoyo mutuo, el respeto y la comunicación son algunos de los factores que forman parte de este tipo de relaciones. Y, a pesar de lo que muchos piensan, una relación madura no tiene por qué perder la magia. Lo primero que han de asumir es que las relaciones de pareja perfectas no existen ni en sueños.
Siempre las personas tóxicas han existido; las relaciones tóxicas también, solo que ahora está de moda tratarlas: la normalización de conductas negativas que pueden llevar a confundir el cariño con la falta de límites o de respeto, la protección con el control, el perdón con la justificación y el amor con la dependencia evidencian que algo falla.
Del amor al odio hay una línea muy delgada, de la que no siempre somos conscientes. De hecho, a todos sorprende cuando observamos a esas parejas que se amaban apasionadamente... y de pronto no se pueden ver ni en pintura; ayer se amaban y hoy se odian.