El otro déficit es de tipo político. Marcelo Ebrard nos queda a deber. Se trata de aquel político que muy joven se desarrolló acompañando al ya ausente Manuel Camacho Solís.
Ricardo Monreal tardó mucho en mover sus piezas. Le salieron los espolones, aunque muy tarde. Quiso estirar demasiado la liga y la reventó, tanto que la propia oposición, así como el sector empresarial, prácticamente le ha dicho ya: “gracias por participar”. Esos son los resquicios que deja la tibieza al momento de las definiciones.