El 1 de agosto se ejercitará un derecho ciudadano para sacudir la memoria histórica, en una práctica inédita de preguntarle al pueblo, en un marco constitucional vinculatorio, si está de acuerdo o no con procesar a las cabezas de los grupos políticos de las cuatro décadas recientes, que hundieron al país en una deuda espantosa, en una crisis económica, educativa y moral; en construir un nido de corrupción que se convirtió el estado en sus tres niveles (además del Poder Judicial, tan descompuesto).
Nunca elegimos ni autorizamos, en el espíritu socialmente generoso del sentido de leyes y normatividad vigente, a nuevos y viejos funcionarios públicos y/o privados para que, anteponiendo sus mezquinos intereses personales, inventaran más problemas que los que enfrentamos. Emerge más visible que nunca una élite pervertida, que opta con estos caminos por autodestruirse. Una vez más […]