Veintitrés días han pasado desde el asesinato del joven ingeniero de 36 años, Juan Carlos Ojeda Solorio. Su familia y amigos han hecho saber de manera periódica y permanente, por diferentes vías, que no permitirán que su expediente se convierta en una estadística, ni parte del rezago acumulado en la Fiscalía General del Estado de Baja California.