Resulta patético que un ex boxeador aspire a gobernar Tijuana que figura entre las cinco ciudades más importantes de la República. Los morelenses no aguantan al Cuau, muy ágil con los pies para golear en sus buenos tiempos.
Una mala costumbre de los gobernantes mexicanos es responsabilizar a las administraciones pasadas de los pobres resultados de los gobiernos presentes. Si bien esta situación no es nueva, se agudizó en los últimos años.