Cualquier líder de la “Cuarta Transformación” puede considerarse un redentor en el momento que lo desea, y la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, lo hizo al darle espacio dentro de su equipo a varios de los siniestros personajes que conformaron la XXII Legislatura que, antes de concluir, promovió la conocida como “Ley Bonilla”, considerada por ministros de la SCJN como un fraude constitucional
El mandato de Jaime Bonilla Valdez se ejecutó entre la simulación y la inestabilidad política y económica, pero sobre todo jurídica. Con el pretexto de ser un gobernador “reformador”, la realidad es que su equipo jurídico intentó jugar con la Constitución y toda la estructura legal de Baja California, sin importarles las consecuencias de sus actos.