En una franca actitud inconsciente e incongruente, los integrantes de la cúpula de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Rosario Piedra Ibarra y Francisco Estrada, guardan un silencio funesto ante el caso del preso político en Morelia, Raúl Meza, quien está acusado de sabotaje. El joven de 27 años, acudió a una manifestación por el asesinato del exalcalde de Uruapan, Carlos Manzo, sin embargo, fue la única persona reprimida y detenida.
Francisco Estrada y Raúl Ramírez fingieron una ruptura a raíz del caso del rancho Izaguirre. Al grado que Raúl Ramírez dejó el cargo y amenazó que daría a conocer “su verdad” sobre el caso del narcorrancho y los hallazgos hechos por la CNDH. Sin embargo, de manera sospechosa, se quedó en un anuncio asfixiado. Ni dio su versión, ni se atrevió a retar a Francisco Estrada.
Desde su llegada a la CNDH, la presidenta del organismo, Rosario Piedra y el secretario Ejecutivo, Francisco Estrada, tuvieron la encomienda y los objetivos claros de fungir como un brazo político, al servicio del poder de la cuatroté.